martes, 30 de noviembre de 2021

“El mejor servicio al hermano es evangelizar”

01de diciembre de 2021, San Francisquito, Qro.

Boletín Parroquial Missio, n.51


El pasado 15 de noviembre celebramos la XXXIII Asamblea Diocesana de Pastoral cuyo objetivo fue: “Tomar conciencia de la riqueza y el potencial evangelizador de nuestra diócesis y el gran desafío de caminar juntos en la misma dirección para consolidar nuestro proceso diocesano de evangelización y ser una diócesis sinodal y misionera”. 


Hemos compartido los resultados de los encuentros decanales de diálogo y escucha; y asumir el proyecto Diocesano de Pastoral 2021-2033: “Peregrinando juntos de Guadalupe al Redentor, construimos la Casita Sagrada”.


Además nuestro Obispo D. Fidencio López Plaza nos animó y reflexionó el tema: Ante las crisis y pandemias de ayer, hoy y siempre “El mejor servicio al hermano es evangelizar”.


Esta asamblea a puesto de manifiesto el dinamismo de la Iglesia Diocesana de Querétaro, que tiene su expresión y aplicación en cada una de nuestras parroquias.


Nuestra parroquia de la Divina Pastora, dentro de este dinamismo pastoral, ha ido asumiendo poco a poco este espíritu pastoral. Es importante que todos los fieles conozcan esta labor pastoral, ya que muchas veces, hay desconocimiento de todas las tareas evangelizadoras que se van realizando; cuando pensamos en la Iglesia, solo nos quedamos, con la celebración de los sacramentos, y en realidad a mucho dinamismo y participación, para ir realizando la tarea en orden a la evangelización: desde las tareas fundamentales, pastoral profética, litúrgica y social, así como la atención a la familia, los jóvenes, los laicos, los medios de comunicación, etc.


De hecho, nuestra parroquia cuenta con su Plan Parroquial 2017-2025, que año con año evaluamos y programamos acciones específicas para cada año. Es importante tomar conciencia de la tarea evangelizadora de la Parroquia, y de como todos podemos participar en sinodalidad, es decir “caminando juntos”, como el Papa Francisco nos pide continuamente.


En los próximo años, estaremos animados por la reflexión y dirección de nuestro obispo, quien nos ha llamado diciendo que “el mejor servicio al hermano es evangelizar”. En efecto, queremos seguir evangelizando con mayor fuerza y espíritu misionero, sobre todo ante “las crisis y pandemias de ayer, hoy y siempre”.


De manera particular caminaremos orientados por el proyecto sinodal, es decir “peregrinando juntos de Guadalupe al Redentor, construyendo la casita sagrada”. Esto es un gran acontecimiento que marcara nuestra tarea de los próximos años, para celebrar en el 2033 el gran acontecimiento de la Redención (a 2000 años). De manera significativa lo haremos, construyendo la “casita sagrada”, tal como nos lo pide la Virgen de Guadalupe, recordemos su aparición y la solicitud que hace a San Juan Diego.


Lograr que nuestro corazón, nuestros hogares, nuestra comunidad parroquial, nuestro barrio, sea una verdadera casa sagrada, en donde todos podamos habitar en paz y con salud, enfrentando las dificultades, pero sabiendo que María es la Madre del verdadero Dios por quien se vive, y que la redención esta presente hoy y siempre, esta es nuestra tarea, nuestro mejor servicio desde la parroquia: evangelizar.


Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega 

PUNTO Y SEGUIDO…

01de diciembre de 2021, San Francisquito, Qro.

Boletín Parroquial Missio, n.51



Han pasado mas de 19 meses, desde que inició la pandemia, hemos entrado en una nueva etapa en la que habiendo experimentado tantas de sus consecuencias, no podemos decir, “punto y aparte”, como si nada hubiese pasado, o como si no hubiésemos aprendido nada; sino “punto y seguido”.


En efecto, como punto y seguido, es decir, no podemos detenernos, tenemos que seguir caminando, la vida continúa pero con nuevos horizontes esperanzadores; ciertamente ha habido mucho dolor ante la muerte de los seres que amamos, por causas del covid-19, y además la enfermedad sigue latente y seguimos enfrentando tantas crisis. Pero es el momento de levantarnos, de ponernos de pie, y caminar con paso firme. De dar “punto y seguido”.


Es el tiempo en que renazca con mayor viveza la esperanza cristiana, que nos anima a poner toda nuestra confianza en Dios, y que nos anima a vivir con fe los signos de los tiempos; una oportunidad nos la da este tiempo del Adviento, como para preguntarnos ¿Qué hemos aprendido de esta crisis?

Tenemos que tomar conciencia de varias cosas: 


- Nos hemos experimentado frágiles, se han tocado las fibras mas sensibles de nuestra humanidad, es el momento de voltear al cielo y saber que nuestra vida está en manos de Dios. No podemos seguir sintiéndonos autosuficientes y como si todo lo pudiéramos. Es el momento de vencer la soberbia de sentirnos “dios”.

- Nos hemos vuelto mas resilentes, es decir, hemos desarrollado la  capacidad como personas para recuperarnos de situaciones complicadas y seguir avanzando hacia el futuro; es el momento en el que no podemos detenernos y quedarnos “tumbados”. Lamentablemente, quien no aprende de estas situaciones, corre el riesgo que cometer los mismos errores, y en vez de salir mejor, salimos peor. Ha sido tiempo de mucho aprendizaje.


- Hemos vuelto la mirada al hermano, en el cuidado del enfermo, en la generosidad solidaria con el más necesitado. Es el momento de crecer en la caridad. No podemos permitir ese otro tipo de pandmias, como el egoísmo, el individualismo. No podemos continuar con una actitud indiferente ante el sufrimiento de los demás, ni seguir siendo cómplices de una “cultura de la muerte”, donde la injusticia, la mentira, la violencia, el descarte, sigan imperando en una sociedad consumista, materialista y hedonista, que solo generan miedo, vacío, ansiedad, en definitiva, un sin sentido de la vida.


- Además, es tiempo de fortalecer el núcleo familiar, al “quedarnos en casa”, nos ha hecho valorar la belleza de la familia, como primera escuela de humanidad, como Iglesia doméstica, desde donde se vive, celebra y se testimonia la fe.


Es la oportunidad que hoy nos da nuestra fe, sobre todo en este tiempo de Adviento, tiempo de esperanza; es el momento en que cada uno de manera honesta y consciente, sobre todo como cristianos, reavivemos nuestra esperanza en Cristo Jesús, a quien con gran amor esperamos que nazca en esta Navidad, en nuestro corazón, en nuestra familia, en nuestra sociedad. Es el momento de dar vuelta a la página, no “como punto y a parte”, sino como “punto y seguido”.


Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega



“Adviento: tiempo para redescubrir la gran esperanza y alegría”

1 de diciembre de 2021, San Francisquito, Qro.

Boletín Parroquial Missio, n.51


Habiendo proclamado a Jesucristo como Rey del Universo, en el ultimo domingo del tiempo ordinario, la Iglesia inicia un nuevo año litúrgico con la celebración del adviento. Recordemos que al año litúrgico es un período cíclico anual durante el cual celebramos la historia de la salvación hecha por Cristo y al que se distribuye en festividades y ciclos: Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua y Tiempo Ordinario;  celebramos así nuestra historia como historia de salvación.


El Papa Francisco cada año nos anima a vivirlo y celebrarlo, recordemos sus palabras: 


Adviento: tiempo para despertar del sueño de la indiferencia:


Tiempo propicio para acoger a Jesús, es acoger la venida de Jesús, que viene como mensajero de paz para indicarnos los caminos de Dios, por eso, “Jesús nos exhorta a estar preparados para su venida”. Y dijo que “velar no significa tener los ojos materialmente abiertos, sino tener el corazón libre y orientado en la dirección correcta, es decir, dispuesto a donar y a servir”. Por esta razón añadió: “El sueño del que debemos despertar está constituido por la indiferencia, por la vanidad, por la incapacidad de instaurar relaciones genuinamente humanas, de hacerse cargo del hermano solo, abandonado o enfermo”.


Tiempo para redescubrir la gran esperanza y alegría:


El Papa nos invita a estar durante el Adviento “acompañados por la Madre de Jesús en el camino hacia la Navidad en estos tiempos difíciles para muchos” y a esforzarse por “redescubrir la gran esperanza y alegría que nos da la venida del Hijo de Dios al mundo”. Asimismo, nos alienta entonces a que en este Adviento “la luz de Cristo ilumine nuestros caminos y disipe las tinieblas de nuestros corazones” por lo que invocó “el gozo y la paz del Señor Jesucristo”. Y nos sugirió prepararnos para la Navidad dedicando “momentos a la oración, meditando a la luz de la Palabra de Dios, para que el Espíritu Santo que la habita vaya iluminando el camino a seguir y transformando el corazón, en la espera del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo”.


Llamada incesante a la esperanza:


El adviento es una “llamada incesante a la esperanza”, pues nos recuerda que Dios no está lejos, que siempre está con nosotros; es un tiempo de espera y esperanza.


Para un cristiano lo importante es el encuentro continuo con Dios, por lo que es importante recordar que “el Señor viene cada día”, viene “para que, con su gracia, podamos cumplir el bien en nuestra vida y en la de los otros. Nuestro Dios es un Dios-que-viene -: Dios es un Dios que viene, viene continuamente— : ¡Él no decepciona nuestra espera! El Señor no decepciona nunca. Nos hará esperar quizá, nos hará esperar algún momento en la oscuridad para hacer madurar nuestra esperanza, pero nunca decepciona”.


Invitemos al Señor Jesus que venga a nuestras vidas:


¿De qué sirven estas venidas si no viene hoy a nuestra vida? Invitémoslo. Hagamos nuestra la invocación propia del Adviento: ‘Ven, Señor Jesús’ (Ap 22,20).


Esta es la oración que podemos rezar a lo largo del Adviento, periodo que nos prepara espiritualmente para la Navidad:


Ven, Señor Jesús, te necesitamos.

Acércate a nosotros.

Tú eres la luz: despiértanos del sueño de la mediocridad,

despiértanos de la oscuridad de la indiferencia.


Ven, Señor Jesús,

haz que nuestros corazones, que ahora están distraídos, estén vigilantes:

haznos sentir el deseo de rezar y la necesidad de amar. 


(Oración del Papa Francisco para el Adviento)


Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega

miércoles, 1 de septiembre de 2021

PRESENTACIÓN DEL LIBRO “LA DIVINA PASTORA DEL BARRIO DE SAN FRANCISQUITO”.

        Me es grato ser parte de este momento histórico de nuestro Barrio de San Francisquito, como Párroco de la Divina Pastora, y sobre todo, me siento agredecido al ser invitado para presentar este esfuerzo del Lic. Gabriel Velazco Ortega, cronista del Barrio de San Francisquito, plasmado en el libro: La Divina Pastora del Barrio de San Francisquito, en la colección de Queretalia, desde la oficina del Cronista, en Querétaro.


Desde la fe, bien sabemos que la historia, nuestra historia es “Historia de Salvación”, que se va escribiendo no solo con los acontecimientos cotidianos, sino bajo la mirada y presencia de Dios, que se hace presente en los “signos de los tiempos”.


Signos de los tiempos que desde la crónica, de quien es sensible, los percibe no solo como datos históricos, como sucesos que acontecieron, sino como hechos que marcan la identidad de una comunidad, en donde cada uno de los actores forma parte fundamental, en la construcción del presente, y que percibe, la presencia trascendente del todopoderoso, haciendo de nuestra historia, un proyección hacia el futuro, teniendo en frente el pasado, como riqueza y enseñanza, digna de contar y de la que podemos aprender, muchas veces, enorgulleciéndonos de lo acontecido y otras tantas, reconciliándonos.


Hoy tenemos en nuestras manos este libro, que en su estilo de crónica, va registrando la memoria del presente, su autor, el Licenciado en comunicación Gabriel Velazco, crónista del barrio, con gran sensibilidad y agudeza, ha escrito la Crónica del Barrio de San Francisquito, particularmente de la Parróquia de la Divina Pastora.


No podemos decir, aún la última palabra, pues hay mucho que escribir, pero lo cierto, es que como crónista, a tenido el tacto, de investigar y apoyarse en quienes ya han narrado parte de esta historia, y más aún, ha sido testigo en los últimos años, del acontecer de esta historia particular que ha dado origen a este libro.


Es importante subrayar, que su mirada como cronista, sin soslayar tanta historia que hay que narrar y conocer del barrio, se ha centrado y ha sido punto de partida, no solo la Parroquia de la Divina Pastora, sino la misma “Divina Pastora”. Pues es claro, que un punto focal, de la vida del Barrio, son sus tradiciones y sobre todo su fe, que se concretan en la presencia de la advocación del Divina Pastora que se venera en esta Parroquia del Barrio de San Francisquito.


A lo largo de las paginas de esta crónica, de manera artística, se va dibujando el escenario del Barrio de San Francisquito, sus orígenes, sus tradiciones, sus actores, su fe, su devoción, se va resaltando el estilo de vida de tiempos pasados y presentes, con su danzas, su gallo, sus fiestas, su amor a Dios, parece que se escuchan sus cuetes, sus tambores, los huesos de fraile, el grito “Él es Dios”, los bervena, las procesiones, los rezos, el repique de las campanas. Esta crónica nos facilita el oir las voces de los parroquianos con sus testimonios, anecdotas e historias. Nos permite contemplar cronológicamente el paso de la fe y la vida de los feligreses, que como apóstoles mantienen viva la fe.


Agradezco al Lic. Gabriel Velazco su trabajo y este gran esfuerzo por plasmar la crónica de la Divina Pastora del Barrio de San Francisquito, y favorecer en quien la lea, la conciencia de una Identidad que se ha fraguado a lo largo de la historia y que hoy en día se ve fortalecida y sigue estando presente, como historia de salvación.


2 de septiembre de 2021.

Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega

Párroco de la Parroquia de la Divina Pastora

Barrio de San Francisquito.





martes, 31 de agosto de 2021

En el “dolor y la alegría, la Divina Pastora es nuestra guía”.

01de septiembre de 2021, San Francisquito, Qro.

La Voz del Párroco, Boletín Parroquial Missio, n.50


Queridas familias durante este tiempo difícil de la pandemia, se ha puesto a prueba nuestra fe; han sido tiempos en que o afianzamos nuestra confianza en Dios o nos dejamos perder por todo lo que ha generado esta crisis sanitaria y de lo que ella a derivado.


Hoy tiene que resonar en nuestros corazones nuestra confianza en Dios, en su Hijo Jesucristo, por eso oramos “Sagrado corazón de Jesús, en tí confío; “en el dolor y en la alegría, la Divina Pastora es nuestra guía”, “Señor San José, aumenta nuestra fe”. 


Es tiempo en que debemos voltear nuestra mirada al cielo, sin perder el suelo, en que estamos llamados a vivir la solidaridad uniéndonos a quienes mas sufren y siendo responsables de mi hermano; no podemos quedar indiferentes, ni escépticos. Es tiempo de crecer en la fe y sobre todo en vivirla. En este sentido, celebramos la Fiesta de la Divina Pastora, y aunque de manera diferente haremos fiesta, no por ello será menos gozosa, ya que nuestra devoción es tan profunda, que como comunidad podemos identificarnos, sumamente marianos; pero ¿qué conlleva esta realidad?. Les propongo algunos puntos, que resaltan a María como nuestra guía:


1. La presencia de Santa María, es fundamental en la vida del Cristiano, pues es el modelo de amor hacia su Hijo, ella nos enseña, a amarlo y a seguirlo. Ser mariano es seguir a Jesús de la mano de María.


2. Nos enseña a escucharlo y a cumplir la voluntad de Dios, tal como lo expresa “he aquí la esclava del Señor, hágase en mi su Palabra”; así también, ser mariano, es aprender a ser humildes para escuchar la Palabra de Dios y sobre todo ponerla en práctica.


3. María es la mujer del silencio, y no porque no tenga nada que decir; por el contrario “todo lo guardaba en su corazón”, lo cual significa, su profunda mística, es decir, la capacidad de reflexionar y de contemplar los misterios de Dios. Tenemos que aprender a callar nuestros ruidos que muchas veces impiden escuchar la voz de Dios y afectan nuestra capacidad de asombrarnos ante la presencia amorosa de Dios en cada momento de nuestras vida.


4. Es la Madre del Buen Pastor, que a imagen de su Hijo, nos acompaña en el camino, y como muchos lo expresan, “nos cubre con su manto”, para protegernos de todo mal: “no estoy yo aquí, que soy tu madre, la madre del Verdadero Dios por quien se vive”, le dice a San Juan Diego en el Tepeyac, garantizando su presencia, sobre todo en los momentos difíciles de la vida. Ella como el Buen Pastor, nos conoce, nos cuida, camina con nosotros, nos lleva por “verdes praderas”, nos conduce al manantial de la vida, sobre todo en le Eucaristía.


5. María nos muestra al que es el Camino, la Verdad y la Vida, y nos invita a caminar con ella, a seguir sus pasos, precisamente, para llevarnos a su Hijo, tal como versa el canto: “eres Pastora Divina, eres Reina soberana, vamos siguiendo tus pasos, lucero de la mañana”. Ser mariano es seguir los pasos de María.

Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega

viernes, 13 de agosto de 2021

HOMILIA Profesión perpetua Hijas de la Sma. Virgen Inmaculada de Lourdes, Terciarias Franciscanas

HOMILIA


Profesión perpetua

Hijas de la Sma. Virgen Inmaculada de Lourdes, 

Terciarias Franciscanas



Les saludo a todos fraternalmente en nuestro Señor Jesucristo, en nombre  de Ntro. Sr. Obispo D. Fidencio López Plaza, quien me ha enviado para presidir esta celebración  eucarística, como Vicario Episcopal para la Vida Consagrada, de esta Diócesis de Querétaro, y me ha pedido que les haga llegar su oración y bendición especialmente a las Hermanas Hijas de la Sma. Virgen Inmaculada de Lourdes, a su superiora general Hna. Susana Becerra Laguna, a mis hermanos sacerdotes, al Sr. Cura Javier Bocanegra, Párroco de esta Parroquia de San Juan Bautista, a todos los fieles aquí presentes y a las familias que desde sus hogares celebran esta santa eucaristía a través de las plataformas digitales.


Con gran alegría celebramos la profesión perpetua de la Hna. Ana Ma. Torres Méndez y de la Hna. Erika María Reyes Baltodano, Hijas de la Sma. Virgen Inmaculada de Lourdes, Terciarias Franciscanas,  en esta hermosa liturgia que celebra la Asunción de la Virgen María.


La Palabra de Dios que hemos escuchado, nos revela la belleza de este hermoso misterio de nuestra fe, que proclama cómo la Virgen, Madre de Dios, ha sido llevada al cielo, y que “ella es figura y primicia de la Iglesia que un día será glorificada”. Y nos muestra el camino al cielo.


El Apocalipsis nos presenta a María “la mujer vestida de sol”, a punto de dar vida, en fiero combate con la bestia (el dragón), y logra escapar con su hijo y obtiene una victoria que llena de esperanza. Pues dio a luz un hijo varón, Jesucristo, el que ha de pastorear a todas las naciones, en quien  todos serán vivificados, pues a vencido a la muerte con su resurrección y reinará por siempre  (nos enseña San Pablo a los Corintios)


La fiesta de la Asunción es la manifestación de que el Reino de Dios se construye con los humildes y con los sencillos, con la “esclava del Señor”. Por eso María, es “Bendita entre las mujeres y bendito el fruto de su vientre”.


Esta festividad nos invita a entonar el canto del Magnificat cada día, para proclamar cómo la mano poderosa de Dios se hace real y concreta en la mano débil, frágil, temblorosa de cada ser humano. Nos mueve a poner nuestra esperanza y fortaleza no en nuestras pobres fuerzas, sino en la fuerza de “El que todo lo puede”.


María es la mujer que nos enseña a ser sencillos, a saber escuchar, a hacer la voluntad de nuestro Padre, a proclamar la grandeza del Señor, a alegrarnos en Dios nuestro salvador.


En esta alegría en Dios nuestro salvador, y contemplando este misterio de la Asunción de María, como lo hemos reflexionado, seremos testigos de la entrega generosa de dos de nuestras hermanas, que siguiendo las huellas de nuestra Madre Santísima y respondiendo al llamado del Señor, han decidido servir fielmente a Jesucristo, como su Esposo y a la Santa Iglesia.


Expresarán públicamente su intención de consagrarse íntimamente a Jesucristo con el vínculo de la profesión perpetua, abrazando y guardando para siempre su vida de perfecta castidad, obediencia y pobreza; siguiendo el Evangelio y guardando la Regla de su familia religiosa para vivir firmemente el perfecto amor a Dios y al prójimo, donándose generosamente en el servicio al pueblo de Dios, de la mano de la Santísima Virgen María Inmaculada.


Llamadas a ser Esposas de Cristo


Cristo al fundar la Iglesia su Esposa, la amó con tanto amor, que se entregó a sí mismo por ella, para santificarla con su sangre; y hoy su amor de Esposo, sigue latiendo al llamar con predilección y según su corazón a algunas de sus hijas para ser elevadas a la dignidad de esposas suyas.


Ser esposa de Cristo, es un don precioso, pero también una tarea ardua que exige un gran compromiso y entrega, que bien sabemos, no se podría vivir, si no es por la fuerza del Espíritu Santo, por eso en la Bendición solemne o consagración de las profesas, suplicamos a Dios Padre “que envíe sobre sus hijas el fuego del Espíritu Santo, para que alimenten la llama del propósito que Él mismo suscitó en sus corazones”.


Hoy inician en su vida consagrada un camino, en este sentido el Papa Francisco nos dice que hoy la Vida Consagrada se comprende caminando: “Se comprende consagrándose cada día. Se comprende en el diálogo con la realidad. Cuando la vida consagrada pierde esta dimensión de diálogo con la realidad (de compromiso con la realidad) y de reflexión sobre lo que sucede, empieza a hacerse estéril. No dejen esto. Siempre la vida consagrada es un diálogo con la realidad”.


Este caminar, se convierte en un caminar como esposas de Cristo -quien es el camino-; es “caminar juntos”, haciendo que resplandezca el fulgor del bautismo y sobre todo la inocencia de vida: que se expresa con el estilo propio  de la castidad íntegra, de la pobreza alegre y de una obediencia generosa. Caminar agradando en todo a Dios con su humildad y sirviendo con gran ánimo al pueblo de Dios. Unidas a Cristo su Único Esposo, tal como se expresa a travez de las insignias que hoy les serán entregadas: el anillo, como señal de que eres esposa del Rey Eterno: viviendo siempre con fidelidad a tu Esposo y con gran alegría en la vida diaria. Y la corona de flores como símbolo de su entrega total al Rey Eterno.

Es un camino de amor, que se expresa también en su amor a la Santa Madre Iglesia, viviendo la caridad; es  un amor sobrenatural que se extienda a todos los hombres 


Este amor esponsal nos recuerda a todos la esperanza de poder conseguir los bienes del cielo, y algún día poder participar de las bodas celestiales. Recordemos las palabras del venerable Padre Francisco Gattola “Las exhorto a unirse a su Esposo y tesoro que se quiere donar a ustedes en este día de su consagración, cuál Esposo fiel para la vida eterna”.


Pedimos a nuestra madre Santísima, Ntra. Sra de Lourdes, que interceda por nosotros y que nos acompañe en nuestro caminar para poder realizar la obra de Dios que hoy se embellece con la consagración de nuestras hermanas.


Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe

San Juan del Río, Querétaro 14 de agosto de 2021

Vísperas de la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María.



Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega

Vicario Episcopal para la Vida Consagrada

Diócesis de Querétaro 

miércoles, 19 de mayo de 2021

Caminemos juntos. Mensaje a la Vida Consagrada

                                         VICARÍA EPISCOPAL PARA LA VIDA CONSAGRADA

DIÓCESIS DE QUERÉTARO


MENSAJE A LA VIDA CONSAGRADA



“Caminemos Juntos”


20 de mayo de 2021.


Les saludo hermanos y hermanas de la vida consagrada: institutos religiosos y seculares, sociedades de vida apostólica, monasterios, orden de las vírgenes.


La Vida Consagrada, siguiendo los ejemplos y las enseñanzas de Cristo, es un regalo de Dios a la Iglesia por medio del Espíritu Santo (cfr. Vita Consecrata n. 1) Su realidad y su vida están en el corazón mismo de la Iglesia (cfr. Vita Consecrata, n.3). De aquí que el objetivo primordial de la Vicaría Episcopal para la Vida Consagrada, sea el de promover, animar, cuidar, apoyar y atender este estilo de vida eclesial, en nombre y por delegación del Señor Obispo D. Fidencio López Plaza, para suscitar y mantener las relaciones y la comunión de los diferentes Institutos y de sus miembros con nuestra Iglesia particular. En otras palabras “caminar juntos”.


Y es precisamente a lo que hoy estamos llamados a “Caminar Juntos”, es decir a vivir la sinodalidad, que es el camino constitutivo de la Iglesia» –tal como enseña el Papa Francisco–(cfr. Comisión Teológica Internacional, La sinodalidad en la vida y en la misión de la Iglesia, n.120). No olvidemos que «El camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio» (Ibid., n.1); por eso es importante tomar conciencia que al ser “la sinodalidad una  dimensión constitutiva de la Iglesia, a través de ella se manifiesta y configura como Pueblo de Dios en camino y asamblea convocada por el Señor resucitado”. (Ibid., n.42).


Hoy los grandes desafíos, nos dan la oportunidad de hacer vida esta sinodalidad, que nos permite interpretar la realidad con los ojos y el corazón de Dios.


La situación de pandemia que vivimos por el Covid-19, es una circunstancia que nos lleva a repensar la forma de celebrar y agradecer a Dios el don de la Vida Consagrada.


Recordemos que el pasado 15 de marzo, se llevó a cabo la Asamblea Diocesana para la Vida Consagrada donde se profundizaron los lineamientos del Proyecto Global de Pastoral 2031-2033, de la CEM, “Hacia el encuentro de Jesucristo redentor, bajo la mirada amorosa de Santa María de Guadalupe” para que la Vida Consagrada de esta diócesis, encuentre luces que alimente su identidad y le den un horizonte a su misión”.


Igualmente, dentro de el ejercicio pastoral sinodal de nuestra Diócesis, se requiere dar seguimiento a los objetivos estratégicos del 2021 del Plan Diocesano de Pastoral, “año de evaluación, discernimiento y propuestas para seguir consolidando nuestro proceso de evangelización diocesano”.


Los invito a vivir la sinodalidad, a caminar juntos. Reconociendo la gran riqueza de la Vida Consagrada en nuestra Iglesia Diocesana y aportando todos juntos, desde sus propios carismas lo necesario para caminar juntos.


Agradezco a Mons. Sacramento Arias Montoya, ahora Vicario General, su servicio y entrega a la Vida Consagrada, durante el tiempo que estuvo al frente. 


Gracias Sr. Obispo D. Fidencio López Plaza, por su confianza.


Elevo confiadamente mis oraciones a María Santísima y a su Esposo San José por todos ustedes hermanos y hermanas, y Dios me ayude en este servicio a nuestra Iglesia Diocesana de Querétaro. Todo para la mayor gloria de Dios.



Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega

Vicario Episcopal para la Vida Consagrada

Diócesis de Querétaro.