martes, 30 de noviembre de 2021

“Adviento: tiempo para redescubrir la gran esperanza y alegría”

1 de diciembre de 2021, San Francisquito, Qro.

Boletín Parroquial Missio, n.51


Habiendo proclamado a Jesucristo como Rey del Universo, en el ultimo domingo del tiempo ordinario, la Iglesia inicia un nuevo año litúrgico con la celebración del adviento. Recordemos que al año litúrgico es un período cíclico anual durante el cual celebramos la historia de la salvación hecha por Cristo y al que se distribuye en festividades y ciclos: Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua y Tiempo Ordinario;  celebramos así nuestra historia como historia de salvación.


El Papa Francisco cada año nos anima a vivirlo y celebrarlo, recordemos sus palabras: 


Adviento: tiempo para despertar del sueño de la indiferencia:


Tiempo propicio para acoger a Jesús, es acoger la venida de Jesús, que viene como mensajero de paz para indicarnos los caminos de Dios, por eso, “Jesús nos exhorta a estar preparados para su venida”. Y dijo que “velar no significa tener los ojos materialmente abiertos, sino tener el corazón libre y orientado en la dirección correcta, es decir, dispuesto a donar y a servir”. Por esta razón añadió: “El sueño del que debemos despertar está constituido por la indiferencia, por la vanidad, por la incapacidad de instaurar relaciones genuinamente humanas, de hacerse cargo del hermano solo, abandonado o enfermo”.


Tiempo para redescubrir la gran esperanza y alegría:


El Papa nos invita a estar durante el Adviento “acompañados por la Madre de Jesús en el camino hacia la Navidad en estos tiempos difíciles para muchos” y a esforzarse por “redescubrir la gran esperanza y alegría que nos da la venida del Hijo de Dios al mundo”. Asimismo, nos alienta entonces a que en este Adviento “la luz de Cristo ilumine nuestros caminos y disipe las tinieblas de nuestros corazones” por lo que invocó “el gozo y la paz del Señor Jesucristo”. Y nos sugirió prepararnos para la Navidad dedicando “momentos a la oración, meditando a la luz de la Palabra de Dios, para que el Espíritu Santo que la habita vaya iluminando el camino a seguir y transformando el corazón, en la espera del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo”.


Llamada incesante a la esperanza:


El adviento es una “llamada incesante a la esperanza”, pues nos recuerda que Dios no está lejos, que siempre está con nosotros; es un tiempo de espera y esperanza.


Para un cristiano lo importante es el encuentro continuo con Dios, por lo que es importante recordar que “el Señor viene cada día”, viene “para que, con su gracia, podamos cumplir el bien en nuestra vida y en la de los otros. Nuestro Dios es un Dios-que-viene -: Dios es un Dios que viene, viene continuamente— : ¡Él no decepciona nuestra espera! El Señor no decepciona nunca. Nos hará esperar quizá, nos hará esperar algún momento en la oscuridad para hacer madurar nuestra esperanza, pero nunca decepciona”.


Invitemos al Señor Jesus que venga a nuestras vidas:


¿De qué sirven estas venidas si no viene hoy a nuestra vida? Invitémoslo. Hagamos nuestra la invocación propia del Adviento: ‘Ven, Señor Jesús’ (Ap 22,20).


Esta es la oración que podemos rezar a lo largo del Adviento, periodo que nos prepara espiritualmente para la Navidad:


Ven, Señor Jesús, te necesitamos.

Acércate a nosotros.

Tú eres la luz: despiértanos del sueño de la mediocridad,

despiértanos de la oscuridad de la indiferencia.


Ven, Señor Jesús,

haz que nuestros corazones, que ahora están distraídos, estén vigilantes:

haznos sentir el deseo de rezar y la necesidad de amar. 


(Oración del Papa Francisco para el Adviento)


Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega

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