
Entre el encarcelamiento de líderes por malversación
de fondos y muerte del político controversial, creando opiniones bipolares y
expresiones confusas.
Entre la atención preponderante que se da para “legislar expresiones” que en realidad
ponen de manifiesto ofensas y faltas de respeto, aunque haya otras tantas que
parecieran no ser tan importantes, y que urge legislar y proteger con la
constitución, como llamar al ser humano desde el inicio de su gestación “persona”,
y no “producto”.
Entre bailes frenéticos (do the harlem shake) y sin sentido, provocando una euforia
virulienta en las redes y que con fatalidad inocente atrapan al incauto y se
expande demoledoramente, llevando a la locura de los 30 segundos.
Frente a otros signos, cómo la renuncia del Papa, el
Cónclave y los grandes retos que hoy enfrenta la Iglesia, que nos dan grandes
lecciones de vida: de un papa valiente y humilde, de un Iglesia que a pesar de
los avatares del tiempo, no se hunde porque quien la sostiene es el mismo Dios.
¿Cómo interpretar estos signos de los tiempos?
Vemos la idolatría, la decadencia, la corrupción, el
relativismo moral, que muchas veces se convierten en cortina de humo que nos
impide ver signos de los tiempos que alientan, y ponen de relieve los valores,
como la fe y la esperanza.
Estamos ante signos de los tiempos que sin duda
urgen tiempos de conversión.
Urge volver la mirada a Dios; es fundamental la
metanoia (conversión). Es tiempo de cambio: dejar de considerar al dinero dios;
dejar de sentirnos omnipotentes y todopoderosos; dejar de supeditar los intereses
particulares a leyes humanas obtusas. Dejar de hundirnos en la adicción de lo
fugaz, y estar sufriendo la continua resaca del sin sentido de la vida.
¡Conversión! es una llamado continuo que hacemos
frente a los signos de los tiempos.
Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega
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