sábado, 11 de mayo de 2013

ECOLOGIA HUMANA


Respeto a la vida humana

Es interesante como cada vez se va adquiriendo mayor conciencia sobre el cuidado de la naturaleza y sobre todo aquello que atenta contra ella: nos preocupa el calentamiento global, las especies en peligro de extinción, los “derechos de los animales”, el problema del agua, de la alimentación mundial, de la contaminación de los ríos y del medio ambiente, de la erosión, de los recursos naturales, de la tala de bosques, de opciones alternativas de energía, etc. Surgen movimientos ecologistas y ambientalistas, grupos “verdes”, etc.

Y ¿la vida humana qué? ¿Por qué hoy se sigue atentando contra la vida humana naciente, con supuestas legislaciones que pretenden justificar el aborto provocado, atendiendo intereses no precisamente de la humanidad, sino políticos, económicos y sociales, que van mas allá de la dignidad humana desde la fecundación hasta la muerte natural?

Hay una contaminación que enrarece y daña al ser humano, considerándolo todavía producto en el vientre materno durante las primeras semanas de gestación y negándole su derecho de ser persona desde el inicio, cuando la misma ciencia, al descubrir el mapa del genoma humano, puede determinar por los genes, que se trata de una persona y no de un animal o cosa, desde el inicio de la vida misma.
Se han ido erosionando los fundamentos de la vida humana y talando lo que la sostiene, negándole su valor: está en riesgo la ecología humana.

Hoy más que nunca necesitamos tomar conciencia a partir de los datos que nos ofrece la ciencia y la antropología, para poder valorar, cuidar, defender y anunciar la grandeza de la vida desde la fecundación  hasta el término de la misma. Tenemos que pasar de una sociedad abortista, antinatalista, eugenésica y eutanásica a una sociedad que trabaje por la ecología humana y se ponga al servicio de la vida misma.

Quienes promueven el aborto del inocente e indefenso, corren el riesgo de sufrir la eutanasia, por ser considerados inservibles, improductivos y no deseables, en otras palabras desechables.

Y es que, una sociedad que no respeta y atenta contra la vida humana naciente, pierde todo,  y no será capaz de respetar absolutamente nada.

Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega

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