miércoles, 15 de mayo de 2013

FELIZ DÍA DEL MAESTRO


La educación es esencial en la vida de las personas, pues además de adquirir conocimientos, se estudia para la vida, es una cuestión existencial.
Son varios niveles en los que podemos enmarcar este proceso, desde la educación en familia, en la escuela, hasta la misma autoformación.

En nuestro días esta realidad se ha visto deteriorada, pues muchos padres de familia han cedido (desentendido) su derecho inalienable de educar a los hijos, a la escuela u otras instituciones (vg. el catecismo en la Iglesia); muchos adolescente abandonan la escuela (fenómeno “nini”), o el problema (ancestral) educativo en nuestro país, que se ha politizado, llevando a agravar más la situación cultural de nuestra sociedad; que se ha convertido en negocio, diferenciando la educación gratuita (del estado) de la educación privada (para los que puedan, que son pocos), señalándola como ineficiente una por ser gratis, y eficiente  la otra por ser cara.

¿Dónde quedó la figura del maestro tan valorada en nuestras comunidades, pues significaba la presencia no solo del que impartía conocimientos, sino de quien representa un figura moral?

Sin duda, celebrar el día del Maestro, es rescatar no solo la imagen del “profe”, o de la “miss”, es el momento en que los padres de familia, asuman su responsabilidad como primeros educadores de sus hijos; que las instituciones en verdad sean subsidiarias y que puedan ser garantía de la excelencia educativa en nuestro país.

Que todos tengan la oportunidad de acceder a la educación, no solo como una cuestión económica (a más estudios mejores sueldos, y los que no los tienen, ¿que sigan sumergidos en la pobreza?), sino vocacional (profesionalismo).

La educación tiene que pasar de un simple negocio, a una cuestión cultural para erradicar tantos problemas que hoy enfrenta nuestro país. El trabajo educativo es artesanal a ejemplo de Dios alfarero.

sábado, 11 de mayo de 2013

ECOLOGIA HUMANA


Respeto a la vida humana

Es interesante como cada vez se va adquiriendo mayor conciencia sobre el cuidado de la naturaleza y sobre todo aquello que atenta contra ella: nos preocupa el calentamiento global, las especies en peligro de extinción, los “derechos de los animales”, el problema del agua, de la alimentación mundial, de la contaminación de los ríos y del medio ambiente, de la erosión, de los recursos naturales, de la tala de bosques, de opciones alternativas de energía, etc. Surgen movimientos ecologistas y ambientalistas, grupos “verdes”, etc.

Y ¿la vida humana qué? ¿Por qué hoy se sigue atentando contra la vida humana naciente, con supuestas legislaciones que pretenden justificar el aborto provocado, atendiendo intereses no precisamente de la humanidad, sino políticos, económicos y sociales, que van mas allá de la dignidad humana desde la fecundación hasta la muerte natural?

Hay una contaminación que enrarece y daña al ser humano, considerándolo todavía producto en el vientre materno durante las primeras semanas de gestación y negándole su derecho de ser persona desde el inicio, cuando la misma ciencia, al descubrir el mapa del genoma humano, puede determinar por los genes, que se trata de una persona y no de un animal o cosa, desde el inicio de la vida misma.
Se han ido erosionando los fundamentos de la vida humana y talando lo que la sostiene, negándole su valor: está en riesgo la ecología humana.

Hoy más que nunca necesitamos tomar conciencia a partir de los datos que nos ofrece la ciencia y la antropología, para poder valorar, cuidar, defender y anunciar la grandeza de la vida desde la fecundación  hasta el término de la misma. Tenemos que pasar de una sociedad abortista, antinatalista, eugenésica y eutanásica a una sociedad que trabaje por la ecología humana y se ponga al servicio de la vida misma.

Quienes promueven el aborto del inocente e indefenso, corren el riesgo de sufrir la eutanasia, por ser considerados inservibles, improductivos y no deseables, en otras palabras desechables.

Y es que, una sociedad que no respeta y atenta contra la vida humana naciente, pierde todo,  y no será capaz de respetar absolutamente nada.

Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega

viernes, 10 de mayo de 2013

DIA LA MADRE


La madre, evoca vida, origen, cariño, amor, ternura, familia, maternidad, hijos, esposa, fuente de valores, espiritualidad, piedad, etc. Atributos que no podemos dejar de celebrar cuando recordamos el día de la Madre; contra machismo, feminismos, desigualdad, etc.

En estos tiempos se habla de empoderamiento de la mujer, maternidad sin riesgo, perspectiva de género, movimientos feministas, sobre todo cuando se cuestiona o se pone en riesgo los derechos fundamentales de la mujer, y por supuesto de todo ser humano, y que muchas veces mas que acercarnos a una visión integral que valore a la mujer y al hombre, pareciera ser que lo contrapone.

Es el momento de reconocer la grandeza del ser humano que se pone de manifiesto en los géneros masculino y femenino, diferentes pero iguales. Diferentes por ser por una parte mujer y por otra hombre, e iguales, por la misma dignidad.

Dejemos de pensar en sexo fuerte o débil, hay que reconocer en cada quien su rol y sus funciones, no estamos en batalla hombre vs mujer; es hablar de complementariedad, en donde lo femenino enriquece y complementa lo masculino y viceversa.

Celebrar el día de la madre no es regalarle planchas, lavadoras u otros enseres domésticos, (visión machistas y egoísta); es reconocer el papel fundamental de ser madre, esposa, mujer, en la fundamentación de la familia a través de la trasmisión no solo de la vida, sino de los valores.

Celebrar el día de la madre es devolverle lo que le pertenece a la mujer en una visión humanista e integral en donde hay que destacar la igualdad entre la mujer y el hombre, y reconocer sus diferencias,  en una colaboración conjunta en la construcción de la sociedad.

Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega

jueves, 9 de mayo de 2013

Testimonio ejemplar de las primeras comunidades cristianas.


¿Cómo eran las primeras comunidades cristianas? Encontramos en los Hechos de los Apóstoles una descripción del estilo de vida de los primeros cristianos:

“Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones…los apóstoles realizaban muchos prodigios y señales. Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno. Acudían al Templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu, partían el pan por las casas y tomaban el alimento con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo. El Señor agregaba cada día a la comunidad a los que se habían de salvar”. (Hch 2,42-47).

Además fueron tiempos difíciles, pues eran perseguidos, encarcelados, llevados a la muerte, pero nada les detenía para anunciar a Jesucristo, pues estaban llenos del Espíritu Santo.

¿Cómo son actualmente nuestras comunidades cristianas? ¿Qué tan lejos o cerca estamos de asemejarnos a la Iglesia en sus inicios?
Sin duda, que cada época tiene sus propios retos para la Iglesia, pero no se puede sacrificar lo esencial.

Es por eso que hoy más que nunca urgen cristianos que conformen comunidades en donde se viva el auténtico espíritu cristiano y sean una luz para el mundo.
Urgen cristianos que vivan su fe con alegría, perseverancia y valentía, como los primeros discípulos.

Alegría para testimoniar su fe, contra toda apatía e indiferencia; pera no dejar enclaustrada la fe sólo en el templo, sino vivirla en todos los ámbitos, superando toda dicotomía entre el ser y el que hacer, entre la fe y la vida.

Perseverancia para dejar de ser solo cristianos eventuales, que solo acuden esporádicamente al templo por cumplimiento (cumplo y miento); que no se conformen con una educación cristiana presacramental.

Valientes, para no ceder a la mundanización y secularismo; para no sacrificar nuestros principios y valores, pretendiendo hacer una “Iglesia Light”, en pro de una falsa modernización.

SIGNOS DE LOS TIEMPOS. TIEMPOS DE CONVERSIÓN


En los últimos días hemos sido testigos de acontecimientos políticos, sociales, religiosos y hasta internéticos, que han conmocionado al mundo entero.

Entre el encarcelamiento de líderes por malversación de fondos y muerte del político controversial, creando opiniones bipolares y expresiones confusas.
Entre la atención preponderante que se da para  “legislar expresiones” que en realidad ponen de manifiesto ofensas y faltas de respeto, aunque haya otras tantas que parecieran no ser tan importantes, y que urge legislar y proteger con la constitución, como llamar al ser humano desde el inicio de su gestación “persona”, y no “producto”.

Entre bailes frenéticos  (do the harlem shake) y sin sentido, provocando una euforia virulienta en las redes y que con fatalidad inocente atrapan al incauto y se expande demoledoramente, llevando a la locura de los 30 segundos.

Frente a otros signos, cómo la renuncia del Papa, el Cónclave y los grandes retos que hoy enfrenta la Iglesia, que nos dan grandes lecciones de vida: de un papa valiente y humilde, de un Iglesia que a pesar de los avatares del tiempo, no se hunde porque quien la sostiene es el mismo Dios.

¿Cómo interpretar estos signos de los tiempos?

Vemos la idolatría, la decadencia, la corrupción, el relativismo moral, que muchas veces se convierten en cortina de humo que nos impide ver signos de los tiempos que alientan, y ponen de relieve los valores, como la fe y la esperanza.

Estamos ante signos de los tiempos que sin duda urgen tiempos de conversión.

Urge volver la mirada a Dios; es fundamental la metanoia (conversión). Es tiempo de cambio: dejar de considerar al dinero dios; dejar de sentirnos omnipotentes y todopoderosos; dejar de supeditar los intereses particulares a leyes humanas obtusas. Dejar de hundirnos en la adicción de lo fugaz, y estar sufriendo la continua resaca del sin sentido de la vida.

¡Conversión! es una llamado continuo que hacemos frente a los signos de los tiempos.

Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega

LA FAMILIA: CÉLULA VITAL


En nuestros días la Familia se ve lastimada por innumerables ataques que hacen que, lo que la sociología ha llamado “célula vital de la sociedad”, se enferme afectando no solo a las personas, sino a la comunidad misma, recordemos la expresión a “familias fuertes, sociedad fuerte”, y al minarse la familia, por la mentalidad divorcista, las uniones libres, los intentos por paragonar las sociedades de convivencia como matrimonios, los atentados contra la vida, a partir de la mentalidad antinatalista, el aborto, los anticonceptivos, eugenesia, eutanasia, etc., se va debilitando la sociedad.

Sigue haciendo estragos el relativismo moral y el gris pragmatismo, que incansablemente el Papa Benedicto XVI a denunciado. Se pretende acusar a la Iglesia de anticuada y oscurantista, poco moderna y vanguardista, cuando no se ajusta a esta mentalidad que pretende relativizar la familia, el matrimonio y la vida, sacrificando su esencia y sus principios.

No podemos creer que ser moderno consiste en sacrificar los principios universales, para dar paso a concepciones equivocadas de la familia: de su origen (la unión de un hombre y una mujer que por amor deciden constituir por el matrimonio, con todos sus elementos, la comunidad íntima de vida y amor) y de sus fines (el amor conyugal y la transmisión de la vida).

Es loable el esfuerzo de celebrar el Día de la Familia en México, desde el 2005, el primer domingo de marzo; es la oportunidad de unirnos sociedad civil, iniciativa privada, iglesia y gobierno para tomar conciencia de cómo la familia es el núcleo de la sociedad y salvaguardar su valores. Que este próximo 3 de marzo sea una auténtica fiesta nacional en donde a la familia se le devuelva se esencia.

Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega.