30 de noviembre de 2018, San Francisquito, Qro.
Boletín Parroquial Missio, n.31
Bien sabemos que el Adviento es un tiempo especial para prepararse a la celebración de la Navidad, en otras palabras, es un tiempo para disponernos a recibir con gran alegría a Nuestro Señor Jesucristo y permitir que nazca en nuestro corazón y en medio de nuestras familias.
Como en toda gran fiesta, siempre son importantes los preparativos, precisamente para que todo salga bien y se pueda disfrutar de la fiesta. Con mayor razón, cuando de la fiesta que hablamos es la del nacimiento del mismo Dios, del Niño Jesús. Entonces ¿cómo tendrían que ser los preparativos o cómo tendríamos que vivir el adviento, bajo este espíritu de preparación?. He aquí 5 sugerencias:
- Adornando el alma:
En este tiempo, surgen los adornos navideños: el árbol de Navidad, la estrella de Navidad, las esferas, las series de luces, la corona de adviento, el pesebre, nacimiento o Belén, y lamentablemente otra serie de adornos que más bien la mercadotecnia nos ha vendido, como el Santa Claus, los renos, que nada tienen que ver con la Navidad, mucho menos con el nacimiento de Jesucristo; hay que estar atentos para que privilegiando lo importante no se caiga en lo superfluo, y que en verdad, todos los adornos y luces en nuestra casa (ventanas, puertas, interiores y exteriores) sean para recibir al niño Jesús.
Que todos estos signos, sean reflejo del verdadero espíritu navideño, que consiste en preparar el interior de cada uno para que sea el mejor de los pesebres, y Jesús nazca en nuestro corazón. Que importante es adornar nuestra persona con virtudes, por ejemplo, al poner el árbolito de Navidad, que cada esfera que coloquemos sea signo de una buena obra del día, si al final del adviento no hicimos obras buenas, nuestro árbol se verá sin esferas, como seco, como muerto; y no hubo una sincera preparación. Se podrán poner un sin fin de luces multicolores, pero vivir en la más grande obscuridad.
- Preparando el pesebre.
San Francisco de Asís, fue quien ignuró la hermosa tradición de los pesebres, nacimientos o belenes. Desde entonces muchas familias, se reúnen para seguir esta hermosa tradición y colocar el pesebre en sus hogares. Ojalá que en ningún hogar católico falte el "nacimiento", donde muchas veces se expresan pasajes bíblicos precisamente de la "historia de nuestra salvación", desde la creación de la humanidad hasta su plenitud que se da en Jesucristo, en el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. Los "nacimientos" en los hogares, son una hermosa expresión de preparación de las familias para "dar posada" al niño Jesús; y recordemos que el mejor "pesebre" es el propio corazón de cada uno; hay que prepararlo, estando en gracia de Dios, para darle posada, es decir, recibir a quien es el Rey de reyes.
- En familia:
Sin lugar a dudas, estos preparativos de adviento, son una gran oportunidad para vivirlos en familia; para unirnos en un ambiente celebrativo, en donde cada uno participa, con sus dones; así como en las fiestas, habrá quien se encargue de la comida, otros de adornar, etc; así también para festejar al "cumpleañero", a Jesucristo, es importante que todos participen en los preparativos, se reúnan particularmente para hacer de cada signo: como la corona de adviento, o poner el "nacimiento", un momento familiar, en ambiente de gozo, de oración e incluso leyendo algunos pasajes bíblicos.
Que cada familia se convierta en una hermosa "Posada", es decir, en lugar privilegiado para recibir, festejar y compartir con las Sagrada Familiar, al niño Jesús, y que como los pastores de Belén junto con los ángeles cantemos: "Gloria a Dios en el cielo”
- En oración:
Así como el pueblo de Israel estaba a la expectativa, es decir, a la espera de la llegada del Redentor, ahora nosotros, que sabemos que con el nacimiento de Jesús, se cumplen las promesas de Dios, aclamamos ¡Ven Señor, Jesús!.
Este tiempo es para estar en "vela", en oración, uniendo esta esperanza ya cumplida con la aclamación gozosa de que ya "venga" que no "tarde", como cantamos "¡ven, ven Señor no tardes, ven, ven que te esperamos!".
En este sentido, la "corona de adviento" nos ayuda como signo, a prepararnos sobre todo en oración, durante los 4 domingos de adviento, y sus días de las semana. Es loable, que en cada familia, se promueva la oración, ayudándose de la "corona de adviento", a través de la Palabra de Dios, del santo Rosario y sobre todo acompañados de la Virgen María, madre de Dios y madre nuestras.
- Preparando el regalo:
Así como cuando nos invitan a una fiesta de cumpleaños, y prevemos no sólo lo que nos vamos a poner, sino los que vamos a regalar, cabría preguntarnos ¿Si celebramos el nacimiento de Jesucristo, qué le vamos a regalar?.
Este tiempo se acostumbran las ventas navideñas, aparecen un sin fin de ofertas para el regalo de Navidad, y en este consumismo, en el que nos "venden Navidad", lo único que importa es que "compremos", sin que tenga nada que ver con lo que realmente festejamos, es decir, a Jesús; es muy fácil, vaciar la Navidad y solo usarla de pretexto consumista.
Todo mundo habla de Navidad, y ni siquiera toman en cuenta al festejado; es como, ir a la fiesta, pero solo para "gorrear", vamos como de "colados", ni siquiera sabemos quién es el del cumpleaños, solo buscamos nuestro propio interés, por eso, ni siquiera regalo llevamos.
Hoy muchos llenan de regalos el "árbolito de Navidad", (como si fuera el "día del Árbol"), y se olvidan que es a Jesús a quien celebramos. Hacemos intercambios, ¡qué si el amigo secreto!, etc., pero al festejado, ni lo conocemos, ni los hacemos nuestro amigo.
¿Qué le podemos regalar al niño Jesús?. Jesús a largo de su vida, insistió en "hacer la voluntad de su Padre"; esto es precisamente lo que podemos regalarle: "hacer la voluntad de nuestro Padre", amándolo sobre todas las cosas y amando al prójimo como a uno mismo”.
Que los regalos materiales, sean pues, reflejo de este amor a Dios, a través del amor prójimo. Que se despierte, ese espíritu de generosidad (de dar regalos) preparar un buen regalo, pero da manera especial, a algún hermano o familia que se vea necesitada por vivir en la pobreza o incluso en la miseria.
Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega