1 de agosto de 2018, San Francisquito, Qro.
La Voz del Párroco, Boletín Parroquial Missio, n.27
Queridas familias, al tener como patrona a la Santísima Virgen María en su ad-vocación de la Divina Pastora, es decir, como Madre de Jesucristo Buen Pastor, nos recuerda en primer lugar el gran amor que le tenemos como Madre de Dios y Madre nuestra; amor que se traduce en agradecimiento a Jesús, ya que estando en la Cruz, quizo dejárnosla como madre, al encomendarla al apóstol Juan diciéndole “he ahí a tu madre”.
Nuestra devoción es tan profunda, que como comunidad podemos identificarnos, sumamente marianos; pero ¿qué conlleva esta realidad?.
- La presencia de Santa María, es fundamental en la vida del Cristiano, pues es el modelo de amor hacia su Hijo, ella nos enseña, a amarlo y a seguirlo. Ser mariano es seguir a Jesús de la mano de María.
- Nos enseña a escucharlo y a cumplir la voluntad de Dios, tal como lo expresa “he aquí la esclava del Señor, hágase en mi su Palabra”; así también, ser mariano, es aprender a ser humildes para escuchar la Palabra de Dios y sobre todo ponerla en práctica.
- María es la mujer del silencio, y no porque no tenga nada que decir; por el contrario “todo lo guardaba en su corazón”, lo cual significa, su profunda mística, es decir, la capacidad de reflexionar y de contemplar los misterios de Dios. Tenemos que aprender a callar nuestros ruidos que muchas veces impiden escuchar la voz de Dios y afectan nuestra capacidad de asombrarnos ante la presencia amorosa de Dios en cada momento de nuestras vida.
- Es la Madre del Buen Pastor, que a imagen de su Hijo, nos acompaña en el camino, y como muchos lo expresan, “nos cubre con su manto”, para protegernos de todo mal: “no estoy yo aquí, que soy tu madre, la madre del Verdadero Dios por quien se vive”, le dice a San Juan Diego en el Tepeyac, garantizando su presencia, sobre todo en los momentos difíciles de la vida. Ella como el Buen Pastor, nos conoce, nos cuida, camina con nosotros, nos lleva por “verdes praderas”, nos conduce al manantial de la vida, sobre todo en le Eucaristía.
- María nos muestra al que es el Camino, la Verdad y la Vida, y nos invita a caminar con ella, a seguir sus pasos, precisamente, para llevarnos a su Hijo, tal como versa el canto: “eres Pastora Divina, eres Reina soberana, vamos siguiendo tus pasos, lucero de la mañana”. Ser mariano es seguir los pasos de María.
Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega
Párroco Divina Pastora
Voz del Párroco
No hay comentarios:
Publicar un comentario