La fe sin obras está muerta.
Año de la Pastoral Social
El apóstol Santiago dice: “¿De
qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras?...Si
un hermano o una hermana andan desnudos y faltos de alimento diario y alguno de
ustedes les dice: ‘Ve en paz,
abrígate y sáciate’, pero no le da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?
Así es también la fe: si no se tienen obras, está muerta por dentro…” (Sant
2,14-18).
El año de la Fe, nos dice SS.
Benedicto XVI, “es una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la
caridad” (Porta Fidei 14), en este
sentido, la Iglesia Diocesana ha puesto especial atención para el próximo año, promover con toda su fuerza la
Pastoral Social, de tal manera que en cada una de nuestras comunidades se
testimonie la fe, con las obras de caridad.
Recordemos que esta virtud
teologal, nos lleva al auténtico amor al prójimo, lo cual supone generosidad,
salir de nosotros mismos, vocación de servicio, sensibilidad o mejor dicho,
misericordia ante el hermano herido, solo y desamparado. Es seguir los pasos
del buen samaritano; es la entrega de la propia vida, basta contemplar la cruz.
Pero ¿cómo vivir esto, cuando
vivimos en una sociedad donde el egoísmo se ha impuesto como una forma de vida?;
expresiones como “cada quien que se rasque con sus propias uñas”, en donde el
amor se condiciona: “te amo en la medida en que me ames”, “te doy si tu me
das”, es la dinámica económica de
la “compra y venta”, de “ganar ganar”, soy generoso en la medida en que
no pierda y siempre gane, ponen de manifiesto el individualismo y el egoísmo,
que rompen con el sentido de comunidad y trastocan la vida social.
Es necesario, como diría la madre
Teresa de Calcuta, “amar hasta que
duela”, no dar lo que me sobra, como la viuda del evangelio que dio su única
moneda, no la que le sobraba, sino la que le iba a faltar para sobrevivir; no
poner condiciones, no esperar nada, simplemente dar, simplemente hacer la
caridad, que es donación total. Aunque déjenme decirles, el vivir la caridad en
este sentido, aun cuando no se espere nada, se hacer realidad la afirmación:
“da mas alegría dar que recibir”, y cuando se es generosos, está la providencia
de Dios.
Urge testimoniar la fe con las
obras, no podemos conformarnos con un catolicismo encerrado en las cuatro
paredes del templo, ciertamente ahí celebramos la vida y llevamos nuestra
debilidad para que se transforme en nuestra fuerza, pero tenemos que salir de
nuestro confort y comodidad rezandera, hay que vivir el “ora et labora”
benedictino; vivir la fe y manifestarla con las obras, es decir, vivir esa
dimensión social de servicio al prójimo con la caridad que nos viene desde
nuestro bautismo.
PBRO. LIC. SAÚL RAGOITIA VEGA
Pde. De la Comisión Diocesana de
Pastoral para la Comunicación Social.
25 de noviembre de 2012
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