AÑO NUEVO
“La Paz no es un sueño, no es una utopía: la paz es posible”
Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega

No podemos empezar así el año
nuevo. En este sentido es importante ver lo que nos propone la Iglesia:
comenzamos el año celebrando la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios y la
Jornada Mundial de la Paz (46 Jornada), ¡qué diferencia!.
Basta reflexionar el mensaje del
Papa Benedicto XVI para celebrar la Jornada Mundial de la Paz: “Bienaventurados
los que trabajan por la paz”, que sintetizo en algunos puntos, esperando
motivar a su lectura, reflexión y
sobre todo su puesta en práctica.
SS Benedicto XVI comienza su mensaje diciendo: “Cada nuevo año trae consigo la esperanza de un
mundo mejor. En esta perspectiva, pido a Dios, Padre de la humanidad, que nos
conceda la concordia y la paz, para que se puedan cumplir las aspiraciones de
una vida próspera y feliz para todos.”
Por eso es necesario saber:
1º. Que un “compromiso renovado y
concertado en la búsqueda del bien común, del desarrollo de todos los hombre y
de todo el hombre”, garantiza la paz.
2º. Que la paz es “una vocación
innata de la humanidad”: “El hombre está hecho para la paz, que es un don de
Dios.
3º. Que son “Bienaventurados los
que trabajan por la paz” (cf. Mt5,3-12): El que trabaja por la paz, según la
bienaventuranza de Jesús, es aquel que busca el bien del otro, el bien total
del alma y el cuerpo, hoy y mañana
4º. Que la paz presupone un humanismo abierto a
la trascendencia. Que la ética de la paz es ética de la comunión y de la
participación.
5º Que una condición previa para la paz es el
desmantelamiento de la dictadura del relativismo moral y del presupuesto de una
moral totalmente autónoma, que cierra las puertas al reconocimiento de la
imprescindible ley moral natural inscrita por Dios en la conciencia de cada
hombre.
6º Que la paz es “don de Dios y obra del hombre”:
Se trata de paz con Dios viviendo según su voluntad. Paz interior con uno
mismo, y paz exterior con el prójimo y con toda la creación.
7º Que “los
que trabajan por la paz son quienes aman, defienden y promueven la vida en su integridad”: quien
quiere la paz no puede tolerar atentados y delitos contra la vida. Cada
agresión a la vida, especialmente en su origen, provoca inevitablemente daños
irreparables al desarrollo, a la paz, al ambiente.
8º Que hay que “construir el bien de la paz
mediante un nuevo modelo de desarrollo y economía.
9º Que la
familia es uno de los sujetos sociales indispensables en la realización de una
cultura de la paz: los que trabajan por la paz están llamados a cultivar la
pasión por el bien común de la familia y la justicia social, así como el
compromiso por una educación social idónea.
10º Que es
necesaria una pedagogía del que trabaja por la paz: “Ésta pide una rica vida interior, claros y válidos referentes
morales, actitudes y estilos de vida apropiados. Pensamientos, palabras y
gestos de paz crean una mentalidad y una cultura de la paz, una atmósfera de
respeto, honestidad y cordialidad. Es necesario enseñar a los hombres a amarse
y educarse a la paz, y a vivir con benevolencia, más que con simple tolerancia.”
Que Dios nos haga instrumentos de su paz,
confiando en que “la paz no es un sueño, no es una utopía: la paz es posible”.