miércoles, 26 de diciembre de 2012

La Paz es posible.


AÑO NUEVO
“La Paz no es un sueño, no es una utopía: la paz es posible”

Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega

     Inicio de un nuevo año, tiempo de buenos propósitos y deseos, de sueños y esperanzas. Es incomprensible ¡cómo podemos dejar nuestro futuro en manos de visiones deterministas que pretenden suplir nuestra responsabilidad de construir el mundo!: “desde prendas de colores rojas y amarillas hasta borreguitos de la buena suerte”, y otras tantas cosas supersticiosas más. Por eso México, está como está, seguimos viviendo de la buena suerte, de las vibras y energías, de talismanes y piedras; es claro que quien no conoce a Dios ante cualquier piedra se arrodilla.

     No podemos empezar así el año nuevo. En este sentido es importante ver lo que nos propone la Iglesia: comenzamos el año celebrando la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios y la Jornada Mundial de la Paz (46 Jornada), ¡qué diferencia!.

     Basta reflexionar el mensaje del Papa Benedicto XVI para celebrar la Jornada Mundial de la Paz: “Bienaventurados los que trabajan por la paz”, que sintetizo en algunos puntos, esperando motivar  a su lectura, reflexión y sobre todo su puesta en práctica.

     SS Benedicto XVI comienza su mensaje diciendo: Cada nuevo año trae consigo la esperanza de un mundo mejor. En esta perspectiva, pido a Dios, Padre de la humanidad, que nos conceda la concordia y la paz, para que se puedan cumplir las aspiraciones de una vida próspera y feliz para todos.”

Por eso es necesario saber:

1º. Que un “compromiso renovado y concertado en la búsqueda del bien común, del desarrollo de todos los hombre y de todo el hombre”, garantiza la paz.

2º. Que la paz es “una vocación innata de la humanidad”: “El hombre está hecho para la paz, que es un don de Dios.

3º. Que son “Bienaventurados los que trabajan por la paz” (cf. Mt5,3-12): El que trabaja por la paz, según la bienaventuranza de Jesús, es aquel que busca el bien del otro, el bien total del alma y el cuerpo, hoy y mañana

4º. Que la paz presupone un humanismo abierto a la trascendencia. Que la ética de la paz es ética de la comunión y de la participación.

5º Que una condición previa para la paz es el desmantelamiento de la dictadura del relativismo moral y del presupuesto de una moral totalmente autónoma, que cierra las puertas al reconocimiento de la imprescindible ley moral natural inscrita por Dios en la conciencia de cada hombre.

6º Que la paz es “don de Dios y obra del hombre”: Se trata de paz con Dios viviendo según su voluntad. Paz interior con uno mismo, y paz exterior con el prójimo y con toda la creación.

 Que “los que trabajan por la paz son quienes aman, defienden y promueven la vida en su integridad”: quien quiere la paz no puede tolerar atentados y delitos contra la vida. Cada agresión a la vida, especialmente en su origen, provoca inevitablemente daños irreparables al desarrollo, a la paz, al ambiente.

8º Que hay que “construir el bien de la paz mediante un nuevo modelo de desarrollo y economía.

9º Que la familia es uno de los sujetos sociales indispensables en la realización de una cultura de la paz: los que trabajan por la paz están llamados a cultivar la pasión por el bien común de la familia y la justicia social, así como el compromiso por una educación social idónea.

10º Que es necesaria una pedagogía del que trabaja por la paz:Ésta pide una rica vida interior, claros y válidos referentes morales, actitudes y estilos de vida apropiados. Pensamientos, palabras y gestos de paz crean una mentalidad y una cultura de la paz, una atmósfera de respeto, honestidad y cordialidad. Es necesario enseñar a los hombres a amarse y educarse a la paz, y a vivir con benevolencia, más que con simple tolerancia.”

Que Dios nos haga instrumentos de su paz, confiando en que “la paz no es un sueño, no es una utopía: la paz es posible”.






viernes, 21 de diciembre de 2012

Noche Buena, Noche de Paz


NOCHE BUENA, NOCHE DE PAZ

     La navidad es la noche buena, la noche de paz, puesto que “El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz; sobre los que vivían en tierra de sombras, una luz resplandeció” (Isaías 9,1-3).

     Ojalá que no pasemos “de noche”  esta navidad, es decir, vacía, centrada sólo en una rica cena, cuando muchos no tienen que comer; en solo regalos y “pachanga”, cuando muchos sufren el abandono, la soledad, la enfermedad; por el contrario, que ante el gran misterio del nacimiento del Hijo de Dios, eternicemos esta noche y todos los días, en la paz que nos da Cristo, luz del mundo, y que tanto necesita nuestro país.

     Hay muchas obscuridades que ensombrecen y llenan de tristeza nuestro mundo, es necesario dejar que entre la luz para iluminar nuestra vida y la transforme en esperanza, gozo y aspiraciones;  en la paz que todos anhelamos.

     La navidad es la oportunidad de:

1º. Profundizar en nuestra fe. 
     La fe en Cristo que vino a rescatar nuestra humanidad y a divinizarla.

2º Consolidar los vínculos familiares. 
    Indudablemente es una noche familiar, y que a ejemplo de la Sagrada Familia, podamos hacer de    nuestra casa, el hogar donde se fortalezca la célula vital de la sociedad.

3º. Transformar nuestro entorno, construyendo la paz y promoviendo la justicia.

4º. Silencio y contemplación, como los pastores de Belén, que quedaron maravillados ante el hermosos paisaje que ofrecía  la escena del portal.

5º. Reconciliarnos: que mejor regalo que el perdón, frente al odio, los resentimientos y rencores.

6º. Solidarizarnos con el prójimo, particularmente con el pobre, compartiendo lo que somos, sabemos y tenemos.

A todos les deseo una Feliz Navidad: noche buena, noche de paz.

Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega
23 de diciembre de 2012

domingo, 16 de diciembre de 2012

LA FE SIN OBRAS ESTÁ MUERTA


La fe sin obras está muerta.
Año de la Pastoral Social

El apóstol Santiago dice: “¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras?...Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos de alimento diario y alguno de ustedes  les dice: ‘Ve en paz, abrígate y sáciate’, pero no le da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? Así es también la fe: si no se tienen obras, está muerta por dentro…” (Sant 2,14-18).

El año de la Fe, nos dice SS. Benedicto XVI, “es una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad” (Porta Fidei  14), en este sentido, la Iglesia Diocesana ha puesto especial  atención para el próximo año, promover con toda su fuerza la Pastoral Social, de tal manera que en cada una de nuestras comunidades se testimonie la fe, con las obras de caridad.

Recordemos que esta virtud teologal, nos lleva al auténtico amor al prójimo, lo cual supone generosidad, salir de nosotros mismos, vocación de servicio, sensibilidad o mejor dicho, misericordia ante el hermano herido, solo y desamparado. Es seguir los pasos del buen samaritano; es la entrega de la propia vida, basta contemplar la cruz.

Pero ¿cómo vivir esto, cuando vivimos en una sociedad donde el egoísmo se ha impuesto como una forma de vida?; expresiones como “cada quien que se rasque con sus propias uñas”, en donde el amor se condiciona: “te amo en la medida en que me ames”, “te doy si tu me das”, es la dinámica económica de  la “compra y venta”, de “ganar ganar”, soy generoso en la medida en que no pierda y siempre gane, ponen de manifiesto el individualismo y el egoísmo, que rompen con el sentido de comunidad y trastocan la vida social.

Es necesario, como diría la madre Teresa de Calcuta,  “amar hasta que duela”, no dar lo que me sobra, como la viuda del evangelio que dio su única moneda, no la que le sobraba, sino la que le iba a faltar para sobrevivir; no poner condiciones, no esperar nada, simplemente dar, simplemente hacer la caridad, que es donación total. Aunque déjenme decirles, el vivir la caridad en este sentido, aun cuando no se espere nada, se hacer realidad la afirmación: “da mas alegría dar que recibir”, y cuando se es generosos, está la providencia de Dios.

Urge testimoniar la fe con las obras, no podemos conformarnos con un catolicismo encerrado en las cuatro paredes del templo, ciertamente ahí celebramos la vida y llevamos nuestra debilidad para que se transforme en nuestra fuerza, pero tenemos que salir de nuestro confort y comodidad rezandera, hay que vivir el “ora et labora” benedictino; vivir la fe y manifestarla con las obras, es decir, vivir esa dimensión social de servicio al prójimo con la caridad que nos viene desde nuestro bautismo.

PBRO. LIC. SAÚL RAGOITIA VEGA
Pde. De la Comisión Diocesana de Pastoral para la Comunicación Social.
25 de noviembre de 2012

"SER GUADALUPANO ES ALGO ESENCIAL"


“SER GUADALUPANO ES ALGO ESENCIAL”

“Desde entonces para el mexicano…ser guadalupano…es algo esencial”, así versa una estrofa del Canto “La Guadalupana”, poniendo de relieve el portento de las apariciones de la Virgen María en el cerrito del Tepeyac, y cómo vino a impactar en la vida de un pueblo sufriente, y que hoy en día, el 12 diciembre se ha convertido en fiesta nacional; el pueblo mexicano vuelve la mirada a la Madre del verdadero Dios por Quien se vive, pues “no hizo algo semejante con otra nación” (non fecit taliter omni nationi).

¿Pero que conlleva el ser guadalupano como para decir que es algo esencial? Indudablemente tiene que significar transformación social, progreso y desarrollo, es construir no solo la Iglesia que pidió la Virgen, es ahora construir nuestra casa, que es México, de la mano de María quien nos dice: “No estoy Yo aquí que soy tu Madre”, promesa hecha a San Juan Diego, y que se extiende a todos los fieles, en quienes se ve avivada su esperanza,  consuelo y paz. Propongo algunas de las características de un buen guadalupano.


  1. 1. Ser buen cristiano que viva el encuentro con Jesucristo: María nos lleva siempre al encuentro con su Hijo, particularmente en la Eucaristía. Un guadalupano que no ame la misa, no es guadalupano.



  1. 2. Que conozca y ame su fe: San Juan Diego acudía a la catequesis, a la enseñanza, y la Virgen María, le enseña los misterios de la fe. Un guadalupano que no conozca su fe, ¿qué clase de cristiano es?
  1. 3. Que tenga vocación al servicio: la fe sin obras está muerta, indudablemente mucho tenemos que aprender de la Virgen María, quien acudió presurosa ante la necesidad de su prima Santa Isabel; un guadalupano corre presuroso ante las necesidades de su prójimo.



  1. 4. Ser buen ciudadano: Santa María de Guadalupe a estado presente en los grandes acontecimientos de nuestro México, y su presencia ha significado transformación social; un guadalupano que no esté empeñado en la transformación de las realidades temporales, está traicionando su esencia guadalupana.



Por tanto, decir que para el mexicano, ser guadalupano es algo esencial, es poner de manifiesto nuestro compromiso de transformar México, de erradicar todo aquello que nos ha venido entristeciendo y desestabilizando, es construir una sociedad en donde impere la justicia y la paz



Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega

9 de diciembre de 2012


“¡HAN SECUESTRADO A LA NAVIDAD!”


“¡HAN SECUESTRADO A LA NAVIDAD!”
2 de diciembre de 2012
Ya con mucha anticipación, los escaparates de las tiendas se llenan de innumerables artículos “navideños”, empieza el “espíritu navideño” (o más bien, la euforia del consumo), y nos enrolamos en un ambiente en donde se compra y vende navidad. La sociedad proclama la navidad no precisamente para celebrar lo que significa: “el nacimiento del Hijo de Dios”; celebra todo, menos lo importante. Nos han secuestrado la navidad. Se han aprovechado de tan grande celebración para hacer de las suyas, y ponerla bajo la perspectiva económica, pues se ha endiosado al dinero.

En cambio, la Iglesia nos invita a prepararnos ante tal acontecimiento, a través del Tiempo del Adviento, que es un tiempo de preparación y conversión. Es un tiempo que se enmarca en cuatro domingo previos a la navidad, con una temática que nos va llevando de la mano para la vivencia interior y crecimiento espiritual.

Si vemos la oración colecta de la misa, de cada uno de estos domingos de adviento, es clara la propuesta de preparación, a decir:

1er. Domingo de Adviento: Vivir las obras de misericordia, “…despierta en nosotros el deseo de prepararnos a la venida de Cristo con la práctica de las obras de misericordia…”

2º. Con sabiduría: “…Que nuestras responsabilidades terrenas no nos impidan, Señor, prepararnos a la venida de tu Hijo, y que la sabiduría que viene del cielo, nos disponga a recibirlo y a participar de su propia vida…”

3º. Con gozo (pues es el domingo del “gaudete”). “Mira, Señor, a tu pueblo que espera con fe la fiesta del nacimiento de tu Hijo, y concédele celebrar el gran misterio de nuestra salvación con un corazón nuevo y una inmensa alegría…”

4º. Para llegar a la resurrección: “Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que hemos conocido por el anuncio del ángel la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, a la gloria de la resurrección”.

         No permitamos que nos arrebaten y secularicen nuestras celebraciones, hay que prepararnos con el espíritu del adviento que nos marca la liturgia, y además, cultivando el ahorro, la austeridad, la vida interior, la oración,  y fortaleciendo la unidad familiar.

Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega

¿EL FIN DEL MUNDO?


¿EL FIN DEL MUNDO?

16 de diciembre de 2012

Cuantas veces hemos escuchado que se acerca “el fin del mundo”; se han puesto fechas y nada más no, ya puedo mandar hacer mi camiseta con la leyenda “soy un sobreviviente”.  Es increíble como hasta se ha comercializado, y encontramos “las mejores recetas que preparar, la mejor música que escuchar, los mejores lugares que visitar, antes de que llegue el fin del mundo. Por su puesto que esto es mentira, ya a nuestro Señor Jesucristo le cuestionaban al respecto y el contestó “Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino sólo el Padre”. (Mt 24,36)

Es más, en las Sagradas Escrituras no se habla del fin del mundo, sino del “fin de los tiempos”, que se refiere más bien a que este mundo será transformado en un “cielo nuevo y una tierra nueva”, toda gracias a la resurrección de Jesucristo.

No nos dejemos intimidar, atemorizar o engañar, por estas corrientes fatalistas, por el contrario:

1º. Atendamos a la Palabra de Dios, que nos llama a una continua conversión, a estar siempre preparados, a vivir cada día como Dios nos pide;

2º Reavivemos la esperanza, no caigamos en la desesperación.

3º. Levantemos la cabeza al cielo, pongamos nuestro corazón en los bienes eternos, aspiremos a la Patria celestial, “que los bienes materiales (ni nos distraigan, ni alejen) nos ayuden a alcanzar los bienes celestiales”.

4º Recordemos que estamos en el tiempo de adviento, que es tiempo de preparación para la venida de Quien es el dueño del Tiempo, de  la Historia. Que vivamos con alegría y esperanza el Nacimiento del Hijo de Dios.

Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega