martes, 30 de noviembre de 2021

“El mejor servicio al hermano es evangelizar”

01de diciembre de 2021, San Francisquito, Qro.

Boletín Parroquial Missio, n.51


El pasado 15 de noviembre celebramos la XXXIII Asamblea Diocesana de Pastoral cuyo objetivo fue: “Tomar conciencia de la riqueza y el potencial evangelizador de nuestra diócesis y el gran desafío de caminar juntos en la misma dirección para consolidar nuestro proceso diocesano de evangelización y ser una diócesis sinodal y misionera”. 


Hemos compartido los resultados de los encuentros decanales de diálogo y escucha; y asumir el proyecto Diocesano de Pastoral 2021-2033: “Peregrinando juntos de Guadalupe al Redentor, construimos la Casita Sagrada”.


Además nuestro Obispo D. Fidencio López Plaza nos animó y reflexionó el tema: Ante las crisis y pandemias de ayer, hoy y siempre “El mejor servicio al hermano es evangelizar”.


Esta asamblea a puesto de manifiesto el dinamismo de la Iglesia Diocesana de Querétaro, que tiene su expresión y aplicación en cada una de nuestras parroquias.


Nuestra parroquia de la Divina Pastora, dentro de este dinamismo pastoral, ha ido asumiendo poco a poco este espíritu pastoral. Es importante que todos los fieles conozcan esta labor pastoral, ya que muchas veces, hay desconocimiento de todas las tareas evangelizadoras que se van realizando; cuando pensamos en la Iglesia, solo nos quedamos, con la celebración de los sacramentos, y en realidad a mucho dinamismo y participación, para ir realizando la tarea en orden a la evangelización: desde las tareas fundamentales, pastoral profética, litúrgica y social, así como la atención a la familia, los jóvenes, los laicos, los medios de comunicación, etc.


De hecho, nuestra parroquia cuenta con su Plan Parroquial 2017-2025, que año con año evaluamos y programamos acciones específicas para cada año. Es importante tomar conciencia de la tarea evangelizadora de la Parroquia, y de como todos podemos participar en sinodalidad, es decir “caminando juntos”, como el Papa Francisco nos pide continuamente.


En los próximo años, estaremos animados por la reflexión y dirección de nuestro obispo, quien nos ha llamado diciendo que “el mejor servicio al hermano es evangelizar”. En efecto, queremos seguir evangelizando con mayor fuerza y espíritu misionero, sobre todo ante “las crisis y pandemias de ayer, hoy y siempre”.


De manera particular caminaremos orientados por el proyecto sinodal, es decir “peregrinando juntos de Guadalupe al Redentor, construyendo la casita sagrada”. Esto es un gran acontecimiento que marcara nuestra tarea de los próximos años, para celebrar en el 2033 el gran acontecimiento de la Redención (a 2000 años). De manera significativa lo haremos, construyendo la “casita sagrada”, tal como nos lo pide la Virgen de Guadalupe, recordemos su aparición y la solicitud que hace a San Juan Diego.


Lograr que nuestro corazón, nuestros hogares, nuestra comunidad parroquial, nuestro barrio, sea una verdadera casa sagrada, en donde todos podamos habitar en paz y con salud, enfrentando las dificultades, pero sabiendo que María es la Madre del verdadero Dios por quien se vive, y que la redención esta presente hoy y siempre, esta es nuestra tarea, nuestro mejor servicio desde la parroquia: evangelizar.


Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega 

PUNTO Y SEGUIDO…

01de diciembre de 2021, San Francisquito, Qro.

Boletín Parroquial Missio, n.51



Han pasado mas de 19 meses, desde que inició la pandemia, hemos entrado en una nueva etapa en la que habiendo experimentado tantas de sus consecuencias, no podemos decir, “punto y aparte”, como si nada hubiese pasado, o como si no hubiésemos aprendido nada; sino “punto y seguido”.


En efecto, como punto y seguido, es decir, no podemos detenernos, tenemos que seguir caminando, la vida continúa pero con nuevos horizontes esperanzadores; ciertamente ha habido mucho dolor ante la muerte de los seres que amamos, por causas del covid-19, y además la enfermedad sigue latente y seguimos enfrentando tantas crisis. Pero es el momento de levantarnos, de ponernos de pie, y caminar con paso firme. De dar “punto y seguido”.


Es el tiempo en que renazca con mayor viveza la esperanza cristiana, que nos anima a poner toda nuestra confianza en Dios, y que nos anima a vivir con fe los signos de los tiempos; una oportunidad nos la da este tiempo del Adviento, como para preguntarnos ¿Qué hemos aprendido de esta crisis?

Tenemos que tomar conciencia de varias cosas: 


- Nos hemos experimentado frágiles, se han tocado las fibras mas sensibles de nuestra humanidad, es el momento de voltear al cielo y saber que nuestra vida está en manos de Dios. No podemos seguir sintiéndonos autosuficientes y como si todo lo pudiéramos. Es el momento de vencer la soberbia de sentirnos “dios”.

- Nos hemos vuelto mas resilentes, es decir, hemos desarrollado la  capacidad como personas para recuperarnos de situaciones complicadas y seguir avanzando hacia el futuro; es el momento en el que no podemos detenernos y quedarnos “tumbados”. Lamentablemente, quien no aprende de estas situaciones, corre el riesgo que cometer los mismos errores, y en vez de salir mejor, salimos peor. Ha sido tiempo de mucho aprendizaje.


- Hemos vuelto la mirada al hermano, en el cuidado del enfermo, en la generosidad solidaria con el más necesitado. Es el momento de crecer en la caridad. No podemos permitir ese otro tipo de pandmias, como el egoísmo, el individualismo. No podemos continuar con una actitud indiferente ante el sufrimiento de los demás, ni seguir siendo cómplices de una “cultura de la muerte”, donde la injusticia, la mentira, la violencia, el descarte, sigan imperando en una sociedad consumista, materialista y hedonista, que solo generan miedo, vacío, ansiedad, en definitiva, un sin sentido de la vida.


- Además, es tiempo de fortalecer el núcleo familiar, al “quedarnos en casa”, nos ha hecho valorar la belleza de la familia, como primera escuela de humanidad, como Iglesia doméstica, desde donde se vive, celebra y se testimonia la fe.


Es la oportunidad que hoy nos da nuestra fe, sobre todo en este tiempo de Adviento, tiempo de esperanza; es el momento en que cada uno de manera honesta y consciente, sobre todo como cristianos, reavivemos nuestra esperanza en Cristo Jesús, a quien con gran amor esperamos que nazca en esta Navidad, en nuestro corazón, en nuestra familia, en nuestra sociedad. Es el momento de dar vuelta a la página, no “como punto y a parte”, sino como “punto y seguido”.


Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega



“Adviento: tiempo para redescubrir la gran esperanza y alegría”

1 de diciembre de 2021, San Francisquito, Qro.

Boletín Parroquial Missio, n.51


Habiendo proclamado a Jesucristo como Rey del Universo, en el ultimo domingo del tiempo ordinario, la Iglesia inicia un nuevo año litúrgico con la celebración del adviento. Recordemos que al año litúrgico es un período cíclico anual durante el cual celebramos la historia de la salvación hecha por Cristo y al que se distribuye en festividades y ciclos: Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua y Tiempo Ordinario;  celebramos así nuestra historia como historia de salvación.


El Papa Francisco cada año nos anima a vivirlo y celebrarlo, recordemos sus palabras: 


Adviento: tiempo para despertar del sueño de la indiferencia:


Tiempo propicio para acoger a Jesús, es acoger la venida de Jesús, que viene como mensajero de paz para indicarnos los caminos de Dios, por eso, “Jesús nos exhorta a estar preparados para su venida”. Y dijo que “velar no significa tener los ojos materialmente abiertos, sino tener el corazón libre y orientado en la dirección correcta, es decir, dispuesto a donar y a servir”. Por esta razón añadió: “El sueño del que debemos despertar está constituido por la indiferencia, por la vanidad, por la incapacidad de instaurar relaciones genuinamente humanas, de hacerse cargo del hermano solo, abandonado o enfermo”.


Tiempo para redescubrir la gran esperanza y alegría:


El Papa nos invita a estar durante el Adviento “acompañados por la Madre de Jesús en el camino hacia la Navidad en estos tiempos difíciles para muchos” y a esforzarse por “redescubrir la gran esperanza y alegría que nos da la venida del Hijo de Dios al mundo”. Asimismo, nos alienta entonces a que en este Adviento “la luz de Cristo ilumine nuestros caminos y disipe las tinieblas de nuestros corazones” por lo que invocó “el gozo y la paz del Señor Jesucristo”. Y nos sugirió prepararnos para la Navidad dedicando “momentos a la oración, meditando a la luz de la Palabra de Dios, para que el Espíritu Santo que la habita vaya iluminando el camino a seguir y transformando el corazón, en la espera del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo”.


Llamada incesante a la esperanza:


El adviento es una “llamada incesante a la esperanza”, pues nos recuerda que Dios no está lejos, que siempre está con nosotros; es un tiempo de espera y esperanza.


Para un cristiano lo importante es el encuentro continuo con Dios, por lo que es importante recordar que “el Señor viene cada día”, viene “para que, con su gracia, podamos cumplir el bien en nuestra vida y en la de los otros. Nuestro Dios es un Dios-que-viene -: Dios es un Dios que viene, viene continuamente— : ¡Él no decepciona nuestra espera! El Señor no decepciona nunca. Nos hará esperar quizá, nos hará esperar algún momento en la oscuridad para hacer madurar nuestra esperanza, pero nunca decepciona”.


Invitemos al Señor Jesus que venga a nuestras vidas:


¿De qué sirven estas venidas si no viene hoy a nuestra vida? Invitémoslo. Hagamos nuestra la invocación propia del Adviento: ‘Ven, Señor Jesús’ (Ap 22,20).


Esta es la oración que podemos rezar a lo largo del Adviento, periodo que nos prepara espiritualmente para la Navidad:


Ven, Señor Jesús, te necesitamos.

Acércate a nosotros.

Tú eres la luz: despiértanos del sueño de la mediocridad,

despiértanos de la oscuridad de la indiferencia.


Ven, Señor Jesús,

haz que nuestros corazones, que ahora están distraídos, estén vigilantes:

haznos sentir el deseo de rezar y la necesidad de amar. 


(Oración del Papa Francisco para el Adviento)


Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega