domingo, 1 de marzo de 2020

Despertemos de la “modorra”.

01de marzo de 2020, San Francisquito, Qro.

La Voz del Párroco, Boletín Parroquial Missio, n.46


Queridas familia, ya el obispo San Ireneo afirmaba que “La gloria de Dios es que el hombre tenga vida”, y en efecto esta es la voluntad de Dios: "Esto es bueno y agrada a Dios, nuestro Salvador, pues él quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad." (1 Timoteo 2,3-4). 


Salvarnos y llegar al conocimiento de la verdad, nos da vida; al darle gloria a Dios y buscar nuestra salvación y la salvación de nuestros hermanos, y que luchemos por la verdad, que es Cristo mismo, quien es el camino y la vida, es luchar por la vida, celebrarla, anunciarla, compartirla, cuidarla.


En este tiempo de la cuaresma, es una oportunidad para ser “luz y sal”, iluminar y dar sabor; exige radicalidad en nuestro compromiso de ser cristianos, actuar en consecuencia con lo que somos y lo que hacemos; en ser santos.


Claro que nuestras propias fuerzas no bastan, es necesario la fuerza de Dios, de su Espíritu. Es un buen tiempo para tomar conciencia de todo el bien que podemos hacer, tenemos que despertar de la “modorra”, tal como nos invita el Papa Francisco en su mensaje de cuaresma 2020.


Ciertamente la exigencia cristiana es muy grande, frente a la propuesta del “mundo”, que pareciera ser todo lo contrario, pues nos lleva al egoísmo, a la soberbia, a prescindir de Dios, a no vernos como prójimos, a la violencia, al orgullo, a todo aquello que nos va deshumanizando; a vivir bajo la sospecha, la desconfianza, el miedo; esto no es vida y no da vida.


Pero existe la promesa cumplida de Jesús:  “Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré Mi iglesia; y las Puertas del Hades (los poderes de la muerte) no prevalecerán contra ella” (Mateo 16,18).


Esto nos anima a que como cristianos, sobre todo en este tiempo de cuaresma, despertemos, salgamos de la apatía, de la indiferencia, de la mediocridad, de la “modorra”, de la comodidad.


Les animo a que aprovechemos este tiempo, de la mano de nuestra Madre Santísima, la Divina Pastora, para hacer un cambio en nuestras vidas y que esta cuaresma no sea una mas, sino un verdadero tiempo de reconciliación, de volver el rostro a Dios, de dejarnos amar por Él, y poder vivir lo que ya en el Padre Nuestro rezamos: “hágase tu voluntad”, que dándole gloria tengamos mucha vida.

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