01de abril de 2019, San Francisquito, Qro.
La Voz del Párroco, Boletín Parroquial Missio, n.35
Se aproxima la Semana Santa, la cuaresma nos ofrece la oportunidad de prepararnos espiritualmente, ¿cómo nos hemos venido preparando?, ¿hemos tomado en serio y con fe este tiempo?.
Es muy fácil caer en la tentación de reducir la Semana Santa a una semana cualquiera, de vacaciones o simplemente una mera “tradición” que hay que vivir por vivir, como mero cumplimiento; o aún pero, caer en la indiferencia total.
Recordemos que la Semana Mayor o Semana Santa, es la fiesta más importante de los católicos, en ella vivimos el gran misterio de nuestra fe: “la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo”.
Lo más importante de este tiempo no es el recordar con tristeza los que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó. Es celebrar y revivir su entrega a la muerte por amor a nosotros y el poder de su Resurrección para darnos vida; en Jesucristo encontramos todas las respuestas a las grandes interrogantes del hombre.
Cuando hablamos de la pasión de Cristo, es hablar de su “apasionamiento” por nosotros: “Por que tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que crea en el no perezca sino que tenga vida eterna” (Jn 3,16).
Así como Jesucristo se “apasionó” por el hombre, preguntémonos ¿qué tan “apasionados” estamos por Dios?
La “Pasión” de Cristo, es contemplar todo lo que padeció por nosotros para darnos vida por amor; hace referencia a todos sus sufrimientos: la traición de Judas, la negación de Pedro, la oración en el huerto, su prendimiento, su juicio, las burlas, la flagelación, la corona de espina, su camino con la cruz, la crucifixión; todo por amor a los hombres y cumplir así la voluntad de Su Padre, dentro del Plan de Salvación.
Al hablar de la Pasión de Cristo, como todo lo que sufrió por nosotros, me atrevo a decir, que su pasión fue por su “apasionamiento por el hombre”, el fin de su pasión, fue el amor que se convierte en salvación, en redención, en cumplimiento de la voluntad de su Padre.
Esto es lo que viviremos en cada momento de la Semana Santa, ¡como nos amó Dios!. Cuando pregunto ¿que tan apasionados estamos por Dios?, en este contexto, la pregunta sería ¿que tanto amamos a Dios sobre todas las cosas?, realmente está en primer lugar, por encima de todo.
Queridas familias, en este sentido, les invito a vivir la Semana Santa para contemplar “la pasión de Cristo como apasionamiento por el hombre, es decir, contemplar y experimentar todo el amor de Dios por cada uno de nosotros hasta la entrega de su propio Hijo, y que nos mueva a que nosotros nos “apasionemos por Dios”, que seamos capaces de amarlo sobre todas las cosas, siempre que esté en primer lugar, amando a nuestros hermanos, como a nosotros mismos.
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