1 de marzo de 2018, San Francisquito, Qro.
La Voz del Párroco, Boletín Parroquial Missio, n.22
Jonás es enviado por el Señor a la gran ciudad de Nínive, para anunciar su destrucción sino se arrepentían, les invita a la penitencia, a cubrirse de sayal, de ceniza, a ayunar 40 días; la gente creyó en la advertencia, al igual que su rey, quien se comprometió dando un edicto a toda la nación para corregirse de su mala conducta y sus malas obras. Vemos la experiencia de este pueblo que junto con sus autoridades escuchan la voz de Dios y deciden iniciar un reordenamiento no solo personal sino sobre todo social.
Sin lugar a dudas, las prácticas cuaresmales son un cambio no solo personal, sino ante todo social, pues implican no solo una serie normas, sino de un auténtico cambio de vida. Si cayéramos solo en una especie de costumbre, de tomar ceniza solo por tradición, al igual que ayunar o abstenerse, serían prácticas vacías y sobre todo hipócritas, tal como lo advierte Jesús a la gente: que su ayuno, oración y limosna no sea como la de los hipócritas, que solo lo hacen para que los vean y quedar bien.
Ahora bien, si recordamos las palabras del profeta Isaías cuando habla sobre el ayuno que realmente agrada al Señor, no es el de ayunar o abstenerse simplemente de un alimento, sino sobre todo es el de “compartir” el pan con el que no lo tiene, en otras palabras, el ayunar , orar, el dar limosna, el recibir la ceniza, nos tiene que llevar a trabajar por una restauración del orden social, donde los ciudadanos, las autoridades y sobre todo los cristianos busquemos erradicar la corrupción, la pobreza, la desigualdad, la injusticia, la violencia. Pero es necesario volver a Dios, no porque vaya a destruirnos, sino porque con Él, no nos destruiremos entre nosotros mismos.
No podemos caer ya en más hipocresías, pretendiendo cubrirnos de cenizas (pero de los restos quemados de la sociedad), de supuestos deseos de cambio social, con falsas promesas y aparentes buenas intenciones, cuando en realidad subyacen intereses particulares de orden económico y de búsqueda poder. La cuaresma que sea una oportunidad para la restauración del orden social.
Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega
Párroco Divina Pastora
Voz del Párroco
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