3 de marzo de 2018, San Francisquito, Qro.
La Voz del Párroco, Boletín Parroquial Missio, n.22
- Es Semana Santa, no semana de vacaciones.
Recordemos que la Semana Santa, es la mas Santa de las semanas, lamentablemente muchos cristianos la consideran solo semana de vacaciones.
Ya es ventaja, que pueda haber vacaciones en este tiempo, puede ser una buena razón, para poder aprovecharlo, sobre todo en familia; y aún cuando sean vacaciones prever y dar el tiempo para vivir la celebración más importante, por eso también se le llama semana mayor.
- Prepararme y que no nos tome desprevenidos.
En este sentido, para eso es la cuaresma, tiempo de preparación; tenemos 40 días en los que podemos, a través de lo que nos propone la Iglesia, disponer el corazón a una mejor vivencia de los días santos; que no sea una Semana Santa más, la oración, el ayuno, la solidaridad, los ejercicios cuaresmales, la vivencia de las obras de misericordia, la confesión, son modos en que podemos prepararnos; y más inmediatamente, en los días santos, profundizar en el conocimiento no solo de la liturgia, sino sobre todo del sentido pascual.
- Dar importancia a cada celebración, no quedarme solo en los signos.
No podemos quedarnos solo en los signos, por ejemplo, el Domingo de Ramos, solo con los ramos, sino en la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y el inicio de la Pasión de Jesús, el Jueves Santo, no solo con los panes benditos, o la visita a las siete casas, sino en la celebración del mandamiento del amor, la institución del sacerdocio y de la Eucaristía, el Viernes Santo, no solo la procesión del silencio, sino la adoración de la Santa Cruz; y la Vigilia Pascual, no solo llevar agua para bendecir o el cirio, sino la renovación de nuestro bautismo, y sobre todo la Resurrección de Jesús.
- Participar devota, activa y dignamente, no ser mero espectador.
No podemos llegar a la Semana Santa como meros espectadores, como si fuésemos a meras representaciones de sucesos conmovedores de la Pasión de Jesús; como sucede en las representaciones del Viacrucis, o la procesión del silencio, o en la visita a las 7 casas, como si fuese un recorrido turístico, más lamentable, en las celebraciones litúrgicas, como el lavatorio de pies; es muy triste, que seamos solo espectadores, muchas veces curiosos o peor aún insensibles ante la pasión y muerte de Jesús. No podemos desaprovechar toda la riqueza de la Semana Santa para que espiritualmente nos acerquemos a vivir cada momento, con profundo respeto, gran devoción, digna participación, y sobre todo, con un corazón contrito y un espiritu agradecido por todo el amor que Dios nos tiene al entregarnos a su Hijo, hasta la muerte, para darnos vida.
- Resucitar con el Señor Jesús, y no quedarnos solo en la muerte.
La Semana Santa es celebrar la pasión, muerte y resurrección del Señor, recordemos las palabras de San Pablo, si Cristo no hubiera resucitado, vana sería nuestra fe. Muchos cristianos no resucitan con el Señor, pues no hay conversión, no hay vivencia, y muchos menos renovación y compromiso; nos olvidamos que la pascua no termina con el domingo de resurrección, sino que son 50 día pascuales, hasta pentecostés, para festejar el misterio de nuestra salvación, y más aún, cada misa, sobre todo el Domingo, Día del Señor, “anunciamos su muerte, proclamamos su resurrección” e imploramos con esperanza “ven Señor Jesús”.
Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega
Párroco Divina Pastora
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