PONENCIA
Instituto Superior de Ciencias Religiosas
de la Universidad Pontificia de México
XII Jornadas de Ciencias Religiosas
La familia y los consagrados en salida misionera:
Memoria, profecía y esperanza
de la Universidad Pontificia de México
XII Jornadas de Ciencias Religiosas
La familia y los consagrados en salida misionera:
Memoria, profecía y esperanza
Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega
I. “Caminemos juntos”
Se ha celebrado la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos el pasado 5 al 19 de octubre, cuyo tema fue: Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización. El Sínodo de los obispos fue instituido por S.S Pablo VI, recordemos que el Sínodo es una reunión de Obispos, acompañados por algunos sacerdotes, diáconos y laicos. La palabra “sínodo” proviene del griego y significa “caminemos juntos”.
Hay sínodos en los participan Obispos que representan a toda la Iglesia y otros que son sólo de un país, región o diócesis. El Sínodo lo convoca el Papa; hay sínodos ordinarios, pues se convocan cada dos años, pero también hay “extraordinarios”, como el que se ha celebrado en el 2014, y se concluirá en el 2015, pues los temas que se abordan, requieren de una gran reflexión, y es necesario clarificar y tomar decisiones al respecto.
Este último Sínodo General se ocupa del tema de la Familia en todos sus aspectos; es un tema muy amplio por lo que se necesitará continuarlo este año, para llegar a las conclusiones que serán aprobadas y permitirán al Papa redactar un documento oficial, ordinariamente surge una Exhortación Apostólica Post-sinodal. En el evento participan 191 Cardenales, Obispos, matrimonios y expertos para definir los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización. Las reuniones se desarrollan en el Aula del Sínodo, donde los padres sinodales intervienen con diversos temas relacionados con un límite de cuatro minutos cada uno.
El camino de éste último Sínodo comenzó con la elaboración en el año 2013 del documento preparatorio para la III Asamblea General Extraordinaria “Los desafíos pastorales sobre la familia en el contexto de la Evangelización”.
Del 5 al 19 de octubre de 2014 se realizó la III Asamblea General Extraordinaria del Sínodo de los Obispos, dando a conocer públicamente la Relatio Synodi, documento con el cual se concluyeron los trabajos sinodales. Al mismo tiempo, el Santo Padre indicó que este documento constituirá los Lineamenta para la XIV Asamblea General Ordinaria sobre el tema La vocación y la misión de la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo, que tendrá lugar del 4 al 25 de octubre de 2015.
II. ¿Qué se esperaba del Sínodo extraordinario para la familia?
Ante los temas tratados sobre la crisis de la familia, el matrimonio, los divorcios, la homosexualidad, la sexualidad, la vida, los medios de comunicación y la opinión pública, ya estaban concluyendo sobre la posibilidad de que se cambien algunos dogmas o que la Iglesia permita lo que nunca antes ha hecho. Esto ha sido muy claro, pues desde el principio se afirmó que no se debe esperar cambio alguno en la doctrina de la Iglesia después de la celebración del Sínodo Extraordinario de los Obispos para la Familia, que tiene como uno de sus objetivos mostrar cada vez más la belleza del sacramento del matrimonio. El Cardenal Ouellet explicó en declaraciones a ACI Prensa el 6 de octubre de 2014 que durante el Sínodo “no se tiene que esperar cambio doctrinal alguno, esto se ha repetido mucho. Se tiene que cambiar un poco la pastoral, el modo cómo nosotros ayudamos a las familias y los jóvenes a prepararse al matrimonio”.
Pensando en hacer una síntesis, quiero señalar algunos elementos que me parecen importantes sobre el Sínodo Extraordinario, que en realidad es preparatorio al Sínodo Ordinario, sobre el mismo tema, que se celebrará en octubre del año próximo 2015.
- “No tengas miedo a hablar”.
El Sínodo se ha dado en un clima de gran libertad, en donde se han expresado abiertamente los temas en cuestión.
- “Caminar juntos”.
Este es el objetivo del “sínodo”, en este sentido las diversas intervenciones por distintas que sean se han expuesto; “la realidad de la familia es diversa en las distintas partes del mundo y los obispos lo han expresado: no es lo mismo la situación familiar occidental, que la africana y asiática. La occidental vive obsesionada por la homosexualidad, mientras que en Asia hay muchísimos matrimonios mixtos y con no creyentes y África se rechaza la homosexualidad y se dan las familias poligámicas. Se ha vivido la “sinodalidad” y la “colegialidad”, es decir: “caminar juntos”
- Actualizar la pastoral, no cambiar la doctrina;
Se intenta conjugar la “misericordia” de Dios y el acompañamiento de la Iglesia a “todas” las familias, cualquiera que sea su situación, con la doctrina de la Revelación sobre la familia y el matrimonio; siempre hay que anunciar el evangelio de la familia y su belleza. El sínodo no ha venido a cambiar la doctrina, sino actualizar la pastoral.
4. Iglesia: casa con la puerta siempre abierta.
La Iglesia experta en humanidad, tiene siempre presente a la familia, cualquiera que sea su situación o crisis, debe ser acogida, escuchada y sobre todo acompañada, por muy irregulares o difíciles que sean las vidas de las familias.
III. Grandes tentaciones
El Papa Francisco en su Discurso dado el 18 de octubre de 2014, con motivo de la Clausura de la III Asamblea General extraordinaria del Sínodo de los Obispos, nos advierte de las grandes tentaciones en las que se puede caer al reflexionar y tratar los temas:
1. La tentación del endurecimiento hostil, es decir, el querer cerrarse dentro de lo escrito (la letra) y no dejarse sorprender por Dios, por el Dios de las sorpresas (el espíritu); dentro de la ley, dentro de la certeza de lo que conocemos y no de lo que debemos aún aprender y alcanzar. Desde los tiempos de Jesús, es la tentación de los celantes, los escrupulosos, los diligentes y de los así llamados –hoy- «tradicionalistas», y también de los intelectualistas.
2. La tentación del buenismo destructivo, que en nombre de una misericordia engañadora venda las heridas sin antes curarlas y medicarlas; que trata los síntomas y no las causas y las raíces. Es la tentación de los «buenistas», de los temerosos y también de los así llamados «progresistas y liberales».
3. La tentación de transformar la piedra en pan para romper un ayuno largo, pesado y doloroso (cf. Lc 4, 1-4), y también de transformar el pan en piedra y tirarla contra los pecadores, los débiles y los enfermos (cf. Jn 8, 7), es decir, transformarlo en «cargas insoportables» (Lc 11, 46).
4. La tentación de bajar de la cruz, para contentar a la gente, y no permanecer allí, para cumplir la voluntad del Padre; de ceder al espíritu mundano en lugar de purificarlo y conducirlo al Espíritu de Dios.
5. La tentación de descuidar el «depositum fidei», considerándose no custodios sino propietarios y dueños, o, por otra parte, la tentación de descuidar la realidad utilizando una lengua minuciosa y un lenguaje pulido para decir muchas cosas y no decir nada. Los llamaban «bizantinismos», creo, a estas cosas...
Termina diciendo: “Queridos hermanos y hermanas, las tentaciones no nos deben ni asustar ni desconcertar, y ni siquiera desalentar, porque ningún discípulo es más grande que su maestro. Por lo tanto, si Jesús fue tentado—y además llamado Belzebú (cf. Mt 12, 24)—, sus discípulos no deben esperarse un trato mejor. “Personalmente me hubiese preocupado mucho y entristecido si no hubiesen estado estas tentaciones y estos animados debates; este movimiento de los espíritus, como lo llamaba san Ignacio (EE, 6), si todos hubiesen estado de acuerdo o silenciosos en una falsa y quietista paz. En cambio, he visto y escuchado —con alegría y gratitud— discursos e intervenciones llenas de fe, de celo pastoral y doctrinal, de sabiduría, de franqueza, de valentía y de parresia. Y he percibido que se puso delante de los propios ojos el bien de la Iglesia, de las familias y la «suprema lex», la «salus animarum» (cf. can.1752). Y esto siempre —lo hemos dicho aquí, en el aula— sin poner jamás en duda las verdades fundamentales del sacramento del matrimonio: la indisolubilidad, la unidad, la fidelidad y la procreación, o sea la apertura a la vida”
IV. Grandes desafíos.
Volviendo a la pregunta pero ahora en vistas al próximo Sínodo ¿Qué esperamos del próximo Sínodo para las Familias? ¿Cuáles son los grandes desafíos?, no podemos hacer a un lado todas las expresiones del Papa Francisco, que nos ayudan a vislumbrar los desafíos:
- Testimoniar:
Es necesario una “Iglesia en salida”, “una iglesia accidentada”. “Salir de las peceras”. Transmitir la alegría del evangelio.
- Anunciar incansablemente el Evangelio:
No podemos sacrificar la verdad frente al secularismo, hedonismo, permisivismo moral, individualismo, etc. La Iglesia es misionera de discípulos misioneros. “Al mismo tiempo, los enormes y veloces cambios culturales requieren que prestemos una constante atención para intentar expresar las verdades de siempre en un lenguaje que permita advertir su permanente novedad” (EG 41).
La tarea evangelizadora se mueve entre los límites del lenguaje y de las circunstancias". Se procurará "comunicar mejor la verdad del Evangelio en un contexto determinado, sin renunciar a la verdad, al bien y a la luz que pueda aportar cuando la perfección no es posible." (n.45); “…el problema no es solamente saber lo que se debe decir, sino también prestar atención al "cómo".
- Promover una cultura del Encuentro, contra el descarte y la indiferencia. Una Iglesia de “puertas abiertas”.
- ¿Cómo anunciar el Evangelio frente a una cultura mediática?
Sobre la actitud de la cultura mediática en relación al mensaje de la Iglesia: “la cultura mediática y algunos ambientes intelectuales, a veces, transmiten una marcada desconfianza hacia el mensaje de la Iglesia, y un cierto desencanto." (EG n.79).
“En el mundo de hoy, con la velocidad de las comunicaciones y la selección interesada de contenidos que realizan los medios, el mensaje que anunciamos corre más que nunca el riesgo de aparecer mutilado y reducido a algunos de sus aspectos secundarios. Existe el peligro que algunas cuestiones de la enseñanza moral de la Iglesia permanezcan fuera del contexto que les da sentido, o que a veces el mensaje se identifique con aquellos aspectos secundarios que no manifiestan el corazón auténtico del mensaje de Jesucristo”. “…conviene ser realistas y no dar por supuesto que nuestros interlocutores conocen el trasfondo completo de lo que decimos, o que pueden conectar nuestro discurso con el núcleo esencial del Evangelio que le otorga sentido, hermosura y atractivo. (EG n.34).
DESAFÍO: ¿Cómo el mensaje viene comunicado? ¿Cuál es el modo de comunicar el mensaje? El anuncio debe concentrarse en lo esencial, que es lo más bello, lo más grande, lo más atractivo y al mismo tiempo lo más necesario. (cfr. EG n. 35).
- Estrategias con perspectiva de familia:
Incidiendo en los lugares donde se toman decisiones, recordemos las palabras del Papa en su Mensaje a la III Asamblea General del Sínodo de los Obispos: “Reclamamos a los gobiernos y a las organizaciones internacionales que promuevan los derechos de la familia para el bien común… Cristo quiso que su Iglesia sea una casa con la puerta siempre abierta, recibiendo a todos sin excluir a nadie”; acompañando a las familias sobre todo a las que más sufren.
A manera de conclusión, señalo lo siguiente:
- El Evangelio de la familia y el matrimonio se debe anunciar con claridad y con caridad.
- Podríamos entrar en una apología, defendiendo la fe, pero hoy se hace urgente el testimonio de la alegría del Evangelio que brota del Encuentro con Jesucristo
- Fortalecer la práctica pastoral contra el secularismo, hedonismo, etc., contra la “dictadura del pensamiento único” que lapida la libertad de los pueblos y las conciencias, tal como lo señala el Papa Francisco que se refirió a esta dictadura, a partir de la actitud de los fariseos que no comprendían el mensaje de Jesús. Con este esquema del pensamiento único, señaló el Papa, “no hay posibilidad de diálogo, no hay posibilidad de abrirse a las novedades que Dios trae con los profetas. Esta gente ha matado a los profetas; cierran la puerta a la promesa de Dios”.
- Ciertamente la familia vive grandes desafíos y crisis, dando la impresión de que la institución tiende a desaparecer. En realidad vive una “transición”, dentro de un mal temporal, entre marejadas, incluso entre grandes turbulencias, pero no desaparecerá pues es la “célula vital de la sociedad”, “iglesia doméstica”, por eso creemos en la familia; y la sociedad tarde o temprano se dará cuenta de esto (ya se está dando cuenta).
- Pero sobre todo hoy más que nunca surge el llamado de San Juan Pablo II y que llena de esperanza: “familia se lo que eres, vive lo que eres, celebra lo que eres, cree lo que eres”, “creer en la familia es construir el futuro”.
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