jueves, 18 de octubre de 2012

"COMPETENCIAS PARA LA SOSTENIBILIDAD EN LOS PROCESOS DE DESARROLLO KOLPING”

Mensaje con ocasión del seminario de la 
Red de Fundaciones Kolping América Latina

18 de octubre de 2012, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México


A los Directores de la red de Fundaciones Kolping de América Latina.
A Todos los participantes del Seminario.
  1. Con alegría hemos celebrado en la Cd. De Tuxtla Gutiérrez, México, el Seminario Red de Fundaciones Kolping América Latina, del 15 al 18 de octubre de 2012; acontecimiento que nos ha llenado, no solo de alegría, sino también de esperanza, pues el Señor, nuestro Dios, está en medio de nosotros, como fundamento de toda nuestra historia.
  1. Me dirijo a ustedes, compartiendo este mensaje, con el que pretendo animarles a vivir lo que hemos trabajado durante esto días. Quiero  partir de las palabras del profeta Sofonías: “¡Alégrate y regocíjate de todo corazón, hija de Jerusalén!...El Rey de Israel, el Señor, está en medio de ti: ya no temerás ningún mal. Aquel día, se dirá a Jerusalén: ¡No temas, Sión, que no desfallezcan tus manos! ¡El Señor, tu Dios, está en medio de ti…” (Sof. 3,14-17).
  1. Esta palabra de Dios, nos invita a vivir la alegría y el regocijo, por que el Señor está en medio de nosotros; esta certeza nos ayuda a ahuyentar todo temor y todo mal, y más aún, nos motiva a no desfallecer frente a las estructuras de pecado, la falta de calidad democrática, la injusticia, la falta de respeto a la dignidad humana, los atentados contra la familia y la vida, la violencia en todas sus expresiones, la falta de solidaridad; frente a todo aquello que impide el auténtico desarrollo integral de la persona y de la sociedad.
  1. Se han “compartido experiencias y enfoques en la generación de procesos de desarrollo, a fin de identificar una agenda de competencias institucionales que fortalezcan nuestro quehacer, afirmando la sostenibilidad de nuestros esfuerzos nacionales y regionales como Kolping”.
  1. Indudablemente todo este esfuerzo rendirá abundantes frutos,  por eso quiero animarlos para “que no desfallezcan tus manos…”, puesto que  “el Señor, tu Dios, está en medio de ti…” Es fácil sentirnos derrotados y desfallecer, pues son muchas nuestras preocupaciones, pareciera ser que son muchos los problemas, los contextos sociales nos dan la impresión de que estamos sembrando en medio del desierto, sin embargo, no olvidemos que todo nuestro que hacer está sostenido no sólo por la mística Kolping, sino por el mismo Dios. Esta es nuestra alegría, esta es nuestra esperanza, esta es la garantía del éxito de los proyectos.
  1. Que no desfallezcan nuestras manos, y más aún, cuando a través de la red de fundaciones, tenemos la oportunidad de unirlas fraternalmente, y esa es precisamente nuestra fortaleza, superando el egoísmo, las dependencias, creyendo que nuestros proyectos solo están supeditados al aspecto económico, no siendo solidarios ni subsidiarios, vaciando de toda espiritualidad nuestros esfuerzos, sacando a Dios de la vida y confiar solo en nosotros.
  1. Este encuentro sirva para estrechar nuestras manos, afianzando nuestras relaciones, con una comunicación creativa y constante, que nos lleve a compartir y construir una civilización del amor.
  1. El gesto de unir nuestras manos, no solo puede quedarse en una especie de saludo ritualista, que se queda al filo de la hipocresía, que no compromete y que solo se hace por hacerse; unir nuestras manos tiene que trascender y nos tiene que llevar  a sostener la mano del hermano, estrecharla, comprometerse con el otro, que no es un simple otro, es mi hermano. “Echarse la mano”, es una expresión que manifiesta ayuda, pero también compromiso; “dar la mano” o “pedir la mano”, en el lenguaje esponsal, cuando el novio la pide y la novia la da, es compromiso para toda la vida, es entrega, es generosidad, es amor.
  1. Que ninguna mano aplaste la dignidad de ninguna persona; que ninguna mano se cierre y se convierta en puño para someter, violentar, agredir al débil, al frágil, al pobre, en definitiva a nadie. Que ninguna mano empuñe el arma para quitar la vida; que nadie se cruce de manos, para manifestar su indiferencia, apatía y tibieza, frente a la injusticia. Que ninguna mano, sea instrumento para señalar, ofender, degradar a la persona humana.
  1. Por el contrario, que nuestras manos sean instrumentos de Dios, para construir el Reino de Dios, que es un Reino de verdad, libertad, justicia, vida y amor. Urge darnos la mano. Que ninguna mano desfallezca; que seamos capaces y competentes, bajo la mística Kolping (que sostiene nuestro ser y que hacer), para sostener con firmeza la mano del hermano, sabiendo que la mano de Dios nos sostiene a todos.
  1. Nuestras manos, signo de solidaridad y subsidiaridad, que trabajan por el bien común en orden a conquistar el respeto de la dignidad de la persona, además de ser “manos trabajadoras”, que sean eficaces y competentes en transformar el mundo, tienen que ser “manos contemplativas”, que sepan alzarse en oración continua, que con humildad sepan asirse de la Mano de Dios, reconociendo la fragilidad humana y confiando en el poder de Dios. Por eso es necesario, como hijos de Dios, que le reconocen y adoran, que también levantemos nuestras manos para orar, recordemos las palabras de San Pablo a Timoteo: “quiero que los hombres oren constantemente, levantando las manos al cielo con recta intención, sin arrebatos ni discusiones” (1Tim 2,8).
  2. Que nuestra madre Santísima María de Guadalupe nos acompañe en nuestro caminar, que sus manos maternales nos abracen y sostenga, y que por intercesión del Beato Adolfo Kolping seamos fieles al Evangelio de Jesucristo.

Pbro. Saúl Ragoitia Vega
Praeses Nacional 

Obra Kolping México

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