EL SÉPTIMO DÍA
ECOS del
VII Encuentro Mundial de las Familias
Conferencia a los miembros de la
Pastoral Familiar de la Diócesis de Querétaro
14 de agosto de 2012
“La Familia: El Trabajo y la Fiesta” ha sido tema central del VII EMF
celebrado en Milán. Han surgido interesantes reflexiones que nos ayudan a
comprender cómo el descanso (haciendo fiesta) y el trabajo son de gran
importancia para fortalecer la familia.
En
el Génesis leemos: “El
séptimo día, Dios concluyó la obra que había hecho, y
cesó de hacer la obra
que había emprendido. Dios bendijo el séptimo
día y lo consagró, porque en él
cesó de hacer la obra que había creado” (Gn 2, 2-3)
Y
en el Éxodo: “Recuerda el día del sábado para santificarlo. Seis
días trabajarás y
harás todos tus trabajos; pero
el día séptimo es día de descanso
para el Señor, tu Dios. (Ex 20,
8-10).
Ya S.S Benedicto XVI en
su carta para el VII EMF MILÁN 2012, señala:
"El
trabajo y la fiesta están íntimamente relacionados con la vida de las familias: afectan las decisiones, tienen
influencia en las relaciones entre los cónyuges y entre padres e hijos, inciden
en la relación entre la familia y la sociedad y la Iglesia".
Lamentablemente
hoy el trabajo es puesto en función de la competencia del mercado y de la
ganancia máxima, y el concepto de la fiesta como oportunidad para la evasión y
el consumo, que provocan la
disgregación de la familia y la comunidad, y a difundir un estilo de
vida individualista. Hablar hoy de fiesta como “tiempo libre”, queda reducida
solo al “fin de semana” que se vuelve agitado y en lugar de descansar, se
privilegia la diversión, la huida que impide encontrar un espacio doméstico
para la familia, de serenidad y de cercanía, tal como lo colocan las
expresiones: “viernes social, sabadito alegre y domingo futbolero”.
Hay
que recuperar el sentido de la fiesta, sobre todo el Domingo, (el séptimo día) como
“un tiempo para el hombre”, “un tiempo para la familia”. El sentido de la
fiesta ayudará a humanizar el trabajo, para que este no se convierta en solo
una respuesta a satisfacer la necesidad; hoy los papás se dedican a construir
casa, pero se olvidan de formar un hogar.
El
séptimo día es para los cristianos el “Día del Señor”, es la oportunidad de santificar
las fiestas; dedicar un tiempo reservado a Dios y al hombre, a la comunidad y a
la familia, es tiempo de fraternidad y solidaridad.
El
culto dado en el día del Señor y el descanso como fiesta, dan sentido al tiempo
humano. El séptimo día custodia el tiempo del hombre, pues lo abre a la
gratuidad y a la relación recíproca.
Recordemos
que se descansa no solo para volver al trabajo, sino para hacer fiesta. El
“tiempo libre” no es descansar del trabajo, no hacer nada o descansar de la
familia. Mas bien, es tiempo para convivir, relacionarse y hacer fiesta
familiar.
Nuestras
familias son familias en fiesta que se reúnen en torno de la MESA en la misa
para celebrar la fiesta del Día del Señor, como Pueblo de Dios, y en la mesa
del hogar, para encontrarse, entre esposos, padres e hijos, en familia.
Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega
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