martes, 31 de agosto de 2021

En el “dolor y la alegría, la Divina Pastora es nuestra guía”.

01de septiembre de 2021, San Francisquito, Qro.

La Voz del Párroco, Boletín Parroquial Missio, n.50


Queridas familias durante este tiempo difícil de la pandemia, se ha puesto a prueba nuestra fe; han sido tiempos en que o afianzamos nuestra confianza en Dios o nos dejamos perder por todo lo que ha generado esta crisis sanitaria y de lo que ella a derivado.


Hoy tiene que resonar en nuestros corazones nuestra confianza en Dios, en su Hijo Jesucristo, por eso oramos “Sagrado corazón de Jesús, en tí confío; “en el dolor y en la alegría, la Divina Pastora es nuestra guía”, “Señor San José, aumenta nuestra fe”. 


Es tiempo en que debemos voltear nuestra mirada al cielo, sin perder el suelo, en que estamos llamados a vivir la solidaridad uniéndonos a quienes mas sufren y siendo responsables de mi hermano; no podemos quedar indiferentes, ni escépticos. Es tiempo de crecer en la fe y sobre todo en vivirla. En este sentido, celebramos la Fiesta de la Divina Pastora, y aunque de manera diferente haremos fiesta, no por ello será menos gozosa, ya que nuestra devoción es tan profunda, que como comunidad podemos identificarnos, sumamente marianos; pero ¿qué conlleva esta realidad?. Les propongo algunos puntos, que resaltan a María como nuestra guía:


1. La presencia de Santa María, es fundamental en la vida del Cristiano, pues es el modelo de amor hacia su Hijo, ella nos enseña, a amarlo y a seguirlo. Ser mariano es seguir a Jesús de la mano de María.


2. Nos enseña a escucharlo y a cumplir la voluntad de Dios, tal como lo expresa “he aquí la esclava del Señor, hágase en mi su Palabra”; así también, ser mariano, es aprender a ser humildes para escuchar la Palabra de Dios y sobre todo ponerla en práctica.


3. María es la mujer del silencio, y no porque no tenga nada que decir; por el contrario “todo lo guardaba en su corazón”, lo cual significa, su profunda mística, es decir, la capacidad de reflexionar y de contemplar los misterios de Dios. Tenemos que aprender a callar nuestros ruidos que muchas veces impiden escuchar la voz de Dios y afectan nuestra capacidad de asombrarnos ante la presencia amorosa de Dios en cada momento de nuestras vida.


4. Es la Madre del Buen Pastor, que a imagen de su Hijo, nos acompaña en el camino, y como muchos lo expresan, “nos cubre con su manto”, para protegernos de todo mal: “no estoy yo aquí, que soy tu madre, la madre del Verdadero Dios por quien se vive”, le dice a San Juan Diego en el Tepeyac, garantizando su presencia, sobre todo en los momentos difíciles de la vida. Ella como el Buen Pastor, nos conoce, nos cuida, camina con nosotros, nos lleva por “verdes praderas”, nos conduce al manantial de la vida, sobre todo en le Eucaristía.


5. María nos muestra al que es el Camino, la Verdad y la Vida, y nos invita a caminar con ella, a seguir sus pasos, precisamente, para llevarnos a su Hijo, tal como versa el canto: “eres Pastora Divina, eres Reina soberana, vamos siguiendo tus pasos, lucero de la mañana”. Ser mariano es seguir los pasos de María.

Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega

viernes, 13 de agosto de 2021

HOMILIA Profesión perpetua Hijas de la Sma. Virgen Inmaculada de Lourdes, Terciarias Franciscanas

HOMILIA


Profesión perpetua

Hijas de la Sma. Virgen Inmaculada de Lourdes, 

Terciarias Franciscanas



Les saludo a todos fraternalmente en nuestro Señor Jesucristo, en nombre  de Ntro. Sr. Obispo D. Fidencio López Plaza, quien me ha enviado para presidir esta celebración  eucarística, como Vicario Episcopal para la Vida Consagrada, de esta Diócesis de Querétaro, y me ha pedido que les haga llegar su oración y bendición especialmente a las Hermanas Hijas de la Sma. Virgen Inmaculada de Lourdes, a su superiora general Hna. Susana Becerra Laguna, a mis hermanos sacerdotes, al Sr. Cura Javier Bocanegra, Párroco de esta Parroquia de San Juan Bautista, a todos los fieles aquí presentes y a las familias que desde sus hogares celebran esta santa eucaristía a través de las plataformas digitales.


Con gran alegría celebramos la profesión perpetua de la Hna. Ana Ma. Torres Méndez y de la Hna. Erika María Reyes Baltodano, Hijas de la Sma. Virgen Inmaculada de Lourdes, Terciarias Franciscanas,  en esta hermosa liturgia que celebra la Asunción de la Virgen María.


La Palabra de Dios que hemos escuchado, nos revela la belleza de este hermoso misterio de nuestra fe, que proclama cómo la Virgen, Madre de Dios, ha sido llevada al cielo, y que “ella es figura y primicia de la Iglesia que un día será glorificada”. Y nos muestra el camino al cielo.


El Apocalipsis nos presenta a María “la mujer vestida de sol”, a punto de dar vida, en fiero combate con la bestia (el dragón), y logra escapar con su hijo y obtiene una victoria que llena de esperanza. Pues dio a luz un hijo varón, Jesucristo, el que ha de pastorear a todas las naciones, en quien  todos serán vivificados, pues a vencido a la muerte con su resurrección y reinará por siempre  (nos enseña San Pablo a los Corintios)


La fiesta de la Asunción es la manifestación de que el Reino de Dios se construye con los humildes y con los sencillos, con la “esclava del Señor”. Por eso María, es “Bendita entre las mujeres y bendito el fruto de su vientre”.


Esta festividad nos invita a entonar el canto del Magnificat cada día, para proclamar cómo la mano poderosa de Dios se hace real y concreta en la mano débil, frágil, temblorosa de cada ser humano. Nos mueve a poner nuestra esperanza y fortaleza no en nuestras pobres fuerzas, sino en la fuerza de “El que todo lo puede”.


María es la mujer que nos enseña a ser sencillos, a saber escuchar, a hacer la voluntad de nuestro Padre, a proclamar la grandeza del Señor, a alegrarnos en Dios nuestro salvador.


En esta alegría en Dios nuestro salvador, y contemplando este misterio de la Asunción de María, como lo hemos reflexionado, seremos testigos de la entrega generosa de dos de nuestras hermanas, que siguiendo las huellas de nuestra Madre Santísima y respondiendo al llamado del Señor, han decidido servir fielmente a Jesucristo, como su Esposo y a la Santa Iglesia.


Expresarán públicamente su intención de consagrarse íntimamente a Jesucristo con el vínculo de la profesión perpetua, abrazando y guardando para siempre su vida de perfecta castidad, obediencia y pobreza; siguiendo el Evangelio y guardando la Regla de su familia religiosa para vivir firmemente el perfecto amor a Dios y al prójimo, donándose generosamente en el servicio al pueblo de Dios, de la mano de la Santísima Virgen María Inmaculada.


Llamadas a ser Esposas de Cristo


Cristo al fundar la Iglesia su Esposa, la amó con tanto amor, que se entregó a sí mismo por ella, para santificarla con su sangre; y hoy su amor de Esposo, sigue latiendo al llamar con predilección y según su corazón a algunas de sus hijas para ser elevadas a la dignidad de esposas suyas.


Ser esposa de Cristo, es un don precioso, pero también una tarea ardua que exige un gran compromiso y entrega, que bien sabemos, no se podría vivir, si no es por la fuerza del Espíritu Santo, por eso en la Bendición solemne o consagración de las profesas, suplicamos a Dios Padre “que envíe sobre sus hijas el fuego del Espíritu Santo, para que alimenten la llama del propósito que Él mismo suscitó en sus corazones”.


Hoy inician en su vida consagrada un camino, en este sentido el Papa Francisco nos dice que hoy la Vida Consagrada se comprende caminando: “Se comprende consagrándose cada día. Se comprende en el diálogo con la realidad. Cuando la vida consagrada pierde esta dimensión de diálogo con la realidad (de compromiso con la realidad) y de reflexión sobre lo que sucede, empieza a hacerse estéril. No dejen esto. Siempre la vida consagrada es un diálogo con la realidad”.


Este caminar, se convierte en un caminar como esposas de Cristo -quien es el camino-; es “caminar juntos”, haciendo que resplandezca el fulgor del bautismo y sobre todo la inocencia de vida: que se expresa con el estilo propio  de la castidad íntegra, de la pobreza alegre y de una obediencia generosa. Caminar agradando en todo a Dios con su humildad y sirviendo con gran ánimo al pueblo de Dios. Unidas a Cristo su Único Esposo, tal como se expresa a travez de las insignias que hoy les serán entregadas: el anillo, como señal de que eres esposa del Rey Eterno: viviendo siempre con fidelidad a tu Esposo y con gran alegría en la vida diaria. Y la corona de flores como símbolo de su entrega total al Rey Eterno.

Es un camino de amor, que se expresa también en su amor a la Santa Madre Iglesia, viviendo la caridad; es  un amor sobrenatural que se extienda a todos los hombres 


Este amor esponsal nos recuerda a todos la esperanza de poder conseguir los bienes del cielo, y algún día poder participar de las bodas celestiales. Recordemos las palabras del venerable Padre Francisco Gattola “Las exhorto a unirse a su Esposo y tesoro que se quiere donar a ustedes en este día de su consagración, cuál Esposo fiel para la vida eterna”.


Pedimos a nuestra madre Santísima, Ntra. Sra de Lourdes, que interceda por nosotros y que nos acompañe en nuestro caminar para poder realizar la obra de Dios que hoy se embellece con la consagración de nuestras hermanas.


Santuario Diocesano de Nuestra Señora de Guadalupe

San Juan del Río, Querétaro 14 de agosto de 2021

Vísperas de la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María.



Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega

Vicario Episcopal para la Vida Consagrada

Diócesis de Querétaro