sábado, 8 de septiembre de 2018

“No tengan miedo, abran las puertas a Cristo”.

8 de septiembre de 2018, San Francisquito, Qro.

Boletín Parroquial Missio, n.28


Este es el lema de nuestra Fiesta Patronal, queriendo centrar nuestra mirada en los adolescentes y jóvenes, a quienes hacemos esta invitación, a “abrir cada vez más las puertas de su vida a Jesucristo”.


Ya el Papa San Juan Pablo II, hacía esta invitación sobre todo a no “tener miedo”; y el Papa Francisco haciendo eco a este llamado, lo viene a hacer con más insistencia; pero ¿por qué tanta insistencia a los jóvenes a no tener miedo, a “abrir las puertas a Jesucristo”?

En muchos encuentros con los jóvenes el papa Francisco ha sido muy claro, y con su genialidad característica, y su sencillez, ha llegado al corazón de muchos ellos, a través de frases muy directas y provocativas, es decir, que nos hacen reflexionar y han motivado a muchos a replantearse su fe y poder darse la oportunidad de aceptar a Jesús en sus vidas, e incluso a seguirlo.

He aquí algunas de las frases, que te invito a ti, adolescente y joven a que reflexiones, puedan serte de utilidad para precisamente darte la oportunidad de hacer de Cristo, parte de tu existencia.
  1. “Me da tristeza ver un joven jubilado”, es que la juventud es un tiempo de grandes ideales.
  1. “Felices los que saben ponerse en el lugar del otro. Los que tienen la capacidad de abrazar y perdonar.
  1. “Son muy valiosos para andar por la vida como anestesiados”. Es penoso tanta juventud desperdiciada; toda esa fuerza, creatividad, imaginación, solidaridad tiene que despertar, por eso que importante es ofrecer espacios en donde los adolescentes y jóvenes puedan despertar y ofrecer todo ese potencias propio de ellos, para crecimiento propio y bien de los que los rodean.
  1. Queremos jóvenes con esperanza y con fortaleza, no cansados”. No queremos jóvenes debiluchos, jóvenes que están “ahí no más", no queremos jóvenes que se cansen rápido y que vivan cansados, con cara de aburridos, ¿por qué? Porque conocen a Jesús, porque conocen a Dios, porque tienen un corazón libre
  1. “Sean amigos de Jesús”. Este es uno de los secretos más grandes del cristiano, el ser amigos de Jesús. La amistad es de los regalos más grandes que un joven puede tener y puede ofrecer. Qué difícil es vivir sin amigos. De las cosas más hermosas que Jesús dice: «Yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre» (Jn 15,5). 
  1. “Busquen charlar con sus mayores, pierdan el tiempo en escuchar todo lo bueno que tienen que enseñarles”. Busquen charlar, aprovechen a escuchar la vida, las historias, los cuentos de sus mayores y de sus abuelos, que hay sabiduría allí.
  1. “Hagan lío y organícenlo bien. Un lío que nazca de haber conocido a Jesús”. Un lío que nos dé un corazón libre, un lío que nos dé solidaridad, un lío que nos dé esperanza, un lío que nazca de haber conocido a Jesús y de saber que Dios, a quien conocí, es mi fortaleza
  1. “Jesús, enséñanos a soñar, a soñar cosas grandes, cosas que engrandecen el corazón.”
  1. “No tengan miedo, abran las puertas a Cristo”. Cuando abrimos las puertas de nuestro corazón a Cristo los temores, las dudas y la inseguridad desaparecen.
Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega
Párroco Divina Pastora





sábado, 1 de septiembre de 2018

"El que tenga oídos para oír que oiga"

1 de septiembre de 2018, San Francisquito, Qro

La Voz del Párroco, Boletín Parroquial Missio, n.28

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Oír o escuchar no es lo mismo; en cierto sentido estricto de la palabra misma, se dice que oír hace referencia al sentido del oído y escuchar, no solo supone el oír, sino que además supone un acto de mayor atención y reflexión. 

En muchas ocaciones hemos escuchado la expresión “cuántas veces quieres que te lo repita?, parece que te entra por un oído y te sale por otro”. Con todo el ruido que hay a nuestro al rededor y el ruido interior, nos vuelve cada vez más irreflexivos y nos cuesta realmente escuchar.

¿Cómo saber escuchar la voz de Dios?¿cómo atender a su Palabra? Muchos católicos no sabemos escuchar su Palabra, es más, pocos tienen su Biblia y los que la tienen no la abren, menos la estudian. 

He aquí el gran reto, como tener oídos para oír la Palabra de Dios, les ofrezco tres sugerencias:
  1. Es importante ejercitarnos en el silencio. En el transcurso del día tenemos que darnos un tiempo para silenciar nuestro en torno y nuestro interior. Dejar de ver televisión, hacer a un lado el celular, apagar la música. Por decir, darse 30 minutos para recogerse y hacer un recuento del día, o planearlo, analizar las diversas realidades y tratar de preguntar ¿qué me dice Dios?
  1. Abrir la Sagrada Escritura. No buscar páginas al azar, sin que de manera continuada hacer una lectura meditada, aprender a hacer una lectura orante de la Palabra de Dios, lo que conocemos como Lectio Divina; algunos se ayudan con el misal, siguiendo las lecturas del día para la Santa Misa.
  1. Reunirse en familia. Aplicando las dos sugerencia anteriores, es vital, que la familia a prenda a escucharse, reuniéndose para platicar entre esposos con los hijos; es conveniente poder destinar un pequeño espacio en el hogar para tener un santuario en donde esté la Palabra de Dios siempre presente y que la familia la escuche y la medite, y deje que Dios mismo ilumine y de respuestas a las diversas realidades que vive la familia.
Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega
Párroco Divina Pastora
Voz del Párroco