miércoles, 1 de agosto de 2018

“El sentido de las fiestas patronales”

1 de agosto de 2018, San Francisquito, Qro.

Boletín Parroquial Missio, n.27


Dentro de nuestra vida religiosa, como católicos, encontramos muchas expresiones en donde se ve reflejada nuestra fe y nuestro amor por las “cosas de Dios”, entre ellas, sin lugar a dudas está la Celebración de la Santa Misa, que es fuente de donde nutrimos nuestra fe y culmen a donde llega toda la vida cristiana, junto con las celebraciones del año litúrgico, además hay que subrayar, otras grandes fiestas, como la fiesta patronal en honor a la Virgen María en su advocación de la “Divina Pastora”, así como la fiesta de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, la Virgen de Guadalupe, y la fiesta de San Judas Tadeo.

Al respecto ofrezco esta reflexión acerca del sentido de las fiestas patronales, iluminados por la “Guía pastoral para la digna y provechosa celebración de las fiestas patronales”, titulado “Celebremos la fiesta”, de D. Mario de Gasperin, obispo emérito de Querétaro.

1. En primer lugar, ¿qué son las fiestas patronales?: “son un acontecimiento que marcan en lo hondo y por mucho tiempo la vida religiosa de una parroquia, de una comunidad católica y de cada uno de los participantes” (cfr. 1) 

Por eso, como párroco, primer responsable, junto con quienes colaboran en la preparación, es para mi de gran interés el de preparar, celebrar y recoger los frutos y consecuencias de estas celebraciones. Es una oportunidad de hacer de las fiestas un gran acontecimiento evangelizador. 

2. ¿Qué entendemos por hacer de las fiestas un acontecimiento evangelizador? 

Es celebrar dignamente los misterios de la vida de Jesús, para que sea conocido, amado y celebrado con todo su esplendor para honrarlo. Además, queremos a travez de estas celebraciones dar respuestas, desde la fe, a las grandes interrogantes de la existencia. “Esta es parte de la sabiduría cristiana que recibe gracias a su fe , y que lo hace descubrir y experimentar la presencia salvadora de Dios, mediante la Santa Iglesia, la Virgen María y sus Santos” (cfr. 3)

Por tanto, toda fiesta patronal tiene sentido en cuanto que:
  1. Celebra el misterio de la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.
  2. Se le de primacía a las celebraciones litúrgicas.
  3. Se valore la riqueza de la piedad popular, siempre cultivada y purificada al punto que exprese la madurez y autenticidad de la fe de la Iglesia.
  4. Se valore como una oportunidad para evangelizar y vivir la liturgia.
  5. Se de un impulso desde la fe para:
    • Reforzar la convivencia fraterna
    • Incrementar la solidaridad,
    • Y lograr condiciones de vida más humanas y mas cristianas. (cfr. 5)
Teniendo presente todo esto, entonces podremos celebrar dignamente nuestras fiestas patronales con todas su expresiones.

3. ¿Cuáles son la grandes expresiones de nuestras fiestas y que se convierten en un acontecimiento evangelizador?

El novenario, la exposición solemne del Santísimo Sacramento (40 horas), las procesiones, Santo Rosario, las imágenes, la semana cultural, el gallo, la danza, la música, los fuegos pirotécnicos, las kermeses, etc., todas estas son expresión que ponen de manifiesto una comunidad en fiesta, y que a través de ellas puede expresar su participación activa y digna desde la fe. Por eso, hay que cuidar que cada una de ellas sean expresión de nuestro amor a Dios, a nuestra Iglesia, a cada uno de los miembros de la comunidad. 

Si no tenemos presente el verdadero sentido de la fiesta, tal como lo hemos descrito, solo será una simple tradición sin contenido y vacía. Somos un pueblo en fiesta, y nuestras fiestas patronales, nos tienen que ayudar a ser mejores personas y mejores cristianos, todo tiene que apuntar a crecer e nuestra fe, ciertamente, pero sobre todo a fortalecer la vida de la comunidad de manera solidaria, eliminando el egoísmo, el individualismo. Es una oportunidad de vivir la alegría de ser hijos de Dios. 

Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega
Párroco Divina Pastora


“María: Vamos siguiendo su pasos”

1 de agosto de 2018, San Francisquito, Qro.

La Voz del Párroco, Boletín Parroquial Missio, n.27


Queridas familias, al tener como patrona a la Santísima Virgen María en su ad-vocación de la Divina Pastora, es decir, como Madre de Jesucristo Buen Pastor, nos recuerda en primer lugar el gran amor que le tenemos como Madre de Dios y Madre nuestra; amor que se traduce en agradecimiento a Jesús, ya que estando en la Cruz, quizo dejárnosla como madre, al encomendarla al apóstol Juan diciéndole “he ahí a tu madre”.

Nuestra devoción es tan profunda, que como comunidad podemos identificarnos, sumamente marianos; pero ¿qué conlleva esta realidad?.
  1. La presencia de Santa María, es fundamental en la vida del Cristiano, pues es el modelo de amor hacia su Hijo, ella nos enseña, a amarlo y a seguirlo. Ser mariano es seguir a Jesús de la mano de María.
  1. Nos enseña a escucharlo y a cumplir la voluntad de Dios, tal como lo expresa “he aquí la esclava del Señor, hágase en mi su Palabra”; así también, ser mariano, es aprender a ser humildes para escuchar la Palabra de Dios y sobre todo ponerla en práctica.
  1. María es la mujer del silencio, y no porque no tenga nada que decir; por el contrario “todo lo guardaba en su corazón”, lo cual significa, su profunda mística, es decir, la capacidad de reflexionar y de contemplar los misterios de Dios. Tenemos que aprender a callar nuestros ruidos que muchas veces impiden escuchar la voz de Dios y afectan nuestra capacidad de asombrarnos ante la presencia amorosa de Dios en cada momento de nuestras vida.
  1. Es la Madre del Buen Pastor, que a imagen de su Hijo, nos acompaña en el camino, y como muchos lo expresan, “nos cubre con su manto”, para protegernos de todo mal: “no estoy yo aquí, que soy tu madre, la madre del Verdadero Dios por quien se vive”, le dice a San Juan Diego en el Tepeyac, garantizando su presencia, sobre todo en los momentos difíciles de la vida. Ella como el Buen Pastor, nos conoce, nos cuida, camina con nosotros, nos lleva por “verdes praderas”, nos conduce al manantial de la vida, sobre todo en le Eucaristía.
  1. María nos muestra al que es el Camino, la Verdad y la Vida, y nos invita a caminar con ella, a seguir sus pasos, precisamente, para llevarnos a su Hijo, tal como versa el canto: “eres Pastora Divina, eres Reina soberana, vamos siguiendo tus pasos, lucero de la mañana”. Ser mariano es seguir los pasos de María.
Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega
Párroco Divina Pastora
Voz del Párroco