01de marzo de 2021, San Francisquito, Qro.
Boletín Parroquial Missio, n.52
Con el miércoles de ceniza, se da inicio así a la cuaresma: 40 días de preparación para celebrar la Pascua del Señor.
Es decir estaremos en cuarentena, dirán algunos ¡otra vez en cuarentena!; pues sí, otra vez en cuarentena. Durante la pandemia las cuarentenas se hicieron comunes, y claro, eran tiempos de aislamiento, de contagio latente, de enfermedad, para algunos de gravedad, hasta la muerte, para otros, solo preventivo, menos grave, y sostentible, pero al fin de cuentas aislamiento, que sin lugar a dudas llegó a “pegar” mas en el ánimo de quienes los vivimos.
Como entender la cuaresma (cuarentena), ciertamente, la cuarentena tiene varias connotaciones: tiempo de aislamiento por alguna enfermedad contagiosa,; tiempo de reparación, como una madre que recién dio a luz, se guardaba 40 días, para retomar fuerzas, reparar su organismo, etc., tiempo de purificación, como en el diluvio, que llovió 40 días y 40 noches para purificar a la humanidad y ser reconciliada; tiempo de esperanza, como el pueblo de Israel que fue conducido por el desierto, 40 años, con la esperanza de llegar a la tierra prometida.
Para nosotros los cristianos tiene mucho sentido la cuaresma, porque si bien expresa todo lo que he señalado, adquiere una nueva visión desde Cristo.
En primer lugar este tiempo de 40 días, la cuaresma -cuarentena- es tiempo de conversión, que comienza el míércoles de ceniza, con el signo de la ceniza sobre nuestra cabeza, reconociendo que somos polvo y en polvo no hemos de convertir, invitados a “arrepentirnos y creer en el evangelio”; es un tiempo en el que hay que “aislarnos”, pero de todo aquello que contamine nuestra alma, nuestro cuerpo; alejarnos del pecado; es tiempo de reparación, donde el ayuno, la abstinencia, la oración, la limosna, son fundamentales para purificarnos y preparanos con gran esperanza a la “resurrección del Señor”, quien es el camino, la verdad y la vida. Es tiempo para cuidar la salud, construir la paz, fortalecer la familia, reavivar la fe, y celebrar la vida.
Que esta cuarentena, no nos atemorice, por el contrario, sea un oportunidad de seguir caminando con esperanza, para madurar y construir en solidaridad un mundo mejor. Y hoy mas que nunca, la ofreceremos por la paz mundial, y aleje de la humanidad el flagelo de la guerra.
Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega