01de mayo de 2019, San Francisquito, Qro.
La Voz del Párroco, Boletín Parroquial Missio, n.36
“Ahí viene el profe” gritaba algún compañero advirtiendo a todos, para regresar a nuestros lugares, borrar rápidamente los dibujos o frases que algún pícaro había puesto en el pizarrón y acomodarnos en nuestros pupitres y guardar silencio, ante la llegada de nuestro profesor. El pase de lista no podía faltar, y la indicación de abrir nuestro libro y decirnos “¿en qué nos quedamos?”
Recuerdo con cariño a todos mis maestros que no solo me enseñaron las matemáticas o las ciencias naturales, sino aquellos que inculcaron una educación pero para la vida, tal como me lo decían “usted estudie para la vida”.
La experiencia de vida que ellos nos trasmitían es invaluable, recuerdo los valores que nos enseñaban a ser responsables, respetuosos, puntuales, cumplidos; uno de ellos nos enseñaba a cuidar la naturaleza, desde poner la basura en su lugar, hasta plantar arbolitos.
Sin lugar a dudas, el ser maestro es toda una “vocación”, pues se requiere no solo amor al conocimiento, sino el transmitirlo con pasión; un sentido de humanidad, donde cada alumno es importante; paciente con quien resultaba más rebelde de la clase y al que le costaba asimilar los conocimientos impartidos.
Celebrar el “día del maestro”, es una oportunidad para reconocer la “vocación” de todos aquellos que han consagrado su vida a la enseñanza, y que han influido en la niñez, adolescencia y juventud de nuestro México. Gracias a todos, gracias “profe”.
Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega