10 de mayo de 2018, San Francisquito, Qro.
La Voz del Párroco, Boletín Parroquial Missio, n.24
Cada año celebramos con gran entusiasmo el día de la madres. No faltan las grandes ofertas para celebrarlas “comprándoles un regalo”, una plancha, una lavadora y en el mejor de los casos una tablet o un smartphone. Pero ¿es así, como reconocemos no solo a la mujer sino a la madre?
Hemos escuchado la frase “regale afecto, no lo compre”; y tiene mucho de verdad. Pues celebrar a la madre, es reconocer el gran papel que hoy desempeñan en el seno familiar y no solo eso, sino el hecho mismo de ser madre.
La situación en que viven hoy muchas mamás es lamentable. Hay muchas mamás solas que valientemente sacan a adelante a los hijos, no solo brindando sustento, sino educándolos contra toda corriente; se ven lastimadas o discriminadas, por el machismo persistente de nuestra sociedad, donde su labor doméstica es menospreciado, como si no fuera una auténtica labor. Si trabajan, son condicionadas a ganar menos que los hombres, o peor aún, si están embarazadas, no puede fácilmente conseguir trabajo, o si lo tenían, son despedidas.
Ojalá que esta celebración nos ayude a cambiar de actitud y a luchar por mejores condiciones para las mamás. Sin lugar a dudas, son un pilar fundamental en la construcción de la familia, que ya no haya mamás solas. Que se mejoren las políticas a favor de la mujer y de la familia. Que los hombre dejemos a un lado el machismo.
En nuestras madres podemos encontrar el gran valor de la vida, de la fortaleza, de la tenacidad, de la ternura, de la fe y amor a Dios; en ellas, se ve reflejado el rostro amoroso de Dios, quien es padre y madre; por eso Jesucristo quizo dejarnos a su Madre María, como nuestra madre, que nos cobija, nos acompaña, nos da consuelo.
Celebrar a las mamás, es una oportunidad para quienes son esposos, a ser mejores padres, y quienes son hijos, a ser mejores hijos.
Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega
Párroco Divina Pastora
Voz del Párroco