30 de abril de 2018, San Francisquito, Qro.
La Voz del Párroco, Boletín Parroquial Missio, n.23
Es de admirar la sensibilidad que tiene muchos padres católicos al acercar a sus hijos a Dios, sobre todo para pedir el Bautismo, o para celebrar la presentación cuando cumplen tres años, y más aún cuando los acercan al catecismo para prepararse para la sagrada comunión.
Pero no podemos quedarnos solo en “acercarlos”; muchas veces pedimos la gracia del bautismo, pero los papás no se preocupan de vivir en la gracia de Dios; o los presentan en el tempo, pero la mayor parte del tiempo viven alejados de Dios, a los llevan al catecismo, como si fuera una guardería, y no existe ningún indicio de educación en la fe en los hogares.
Quiero invitar a los padres católicos a que asuman su responsabilidad de ser los primeros educadores en la fe de sus hijos, como una forma de hacer que los hijos puedan experimentar la ternura amorosa de Dios desde el hogar; hay que hacer de cada uno de nuestros hogares sea el primer ambiente en donde brille la luz de Cristo, y puedan crecer en “estatura, sabiduría y gracia de Dios”, siguiendo la pedagogía de la Sagrada Familia de Nazarteth.
En estatura: no solo en proveer lo necesario para que los hijos tengan lo elemental para crecer de manera saludable, con lo necesario para vestir o el cobijo de un techo.
En Sabiduría: con el testimonio y buen ejemplo de los padres, enseñando las virtudes y ofreciendo lo necesario para formar el carácter y la personalidad de cada uno de los miembros de la familia. Enseñando los principios y valores humanos y cristianos.
En gracia de Dios: propiciando en la familia el encuentro cotidiano con Jesucristo, a través de la oración, de la escucha de su Palabra, de la enseñanza de la fe; participando en los sacramentos, sobre todo en la confesión y la santa Misa; y sobre todo que en la familia se pueda experimentar la presencia cotidiana de Jesús.
No olvidemos que una condición fundamental para entrar al Reino de Dios es ser como los niños, no es una llamado a ser “infantiles”, sino que podamos descubrir y vivir las virtudes de los niños, sobre todo la inocencia y la pureza del corazón.
Que en cada familia brille la luz de Jesucristo, y a todos los niños les deseo un feliz día del niño.
Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega
Párroco Divina Pastora
Voz del Párroco