lunes, 1 de enero de 2018

“La Divina Providencia, nos asista a cada instante y momento”

1 de enero de 2018, San Francisquito, Qro.

La Voz del Párroco, Boletín Parroquial Missio, n.20


Demos gracias a Dios por el año nuevo que comienza; damos inicio poniéndonos en las manos de Santa María y orando por la Paz (1º de enero), además muchos católicos tienes la tradición de acudir a la Iglesia para bendecir las “12 velas de la Divina Providencia”.

Tener confianza en la Divina providencia, es confiar en Dios como nuestro Padre, misericordioso, y creador, como nuestro Dueño que siempre está atento a todas nuestras necesidades, y saber que todo está en sus manos.

Ya en el Evangelio de San Mateo, Jesucristo nos explica esta confianza: “No anden tan preocupados, ni digan: ¿tenemos alimento?¿qué beberemos?, o ¿tendremos ropas para vestirnos? Los que no conocen a Dios se afanan por eso, pero el Padre del Cielo, Padre de ustedes, sabe que necesitan todo eso” (Mt. 6,31-32)

Al encender la luz de las velas, es reconocer esta providencia divina; es dejar que su luz ilumine nuestra existencia y seamos capaces de hacer la voluntad de Dios, que quiere “que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Tim. 2,3-4).

Y esta confianza nos lleva a responder a la invitación “Por tanto, busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y lo demás se les dará por añadidura” (Mt. 6,33).

Muchas veces se está tan preocupado por las cosas materiales, que nos olvidamos de lo verdaderamente importante, de lo que realmente trasciende, por ejemplo, se está tan preocupado por construir casa, que se olvida construir un verdadero hogar.

Confiar en la Providencia, es poner al centro a Dios mismo, de quien recibimos todo lo necesario para nuestra salvación; todo lo demás, son medios, que mucho ayudan, siempre y cuando, no los convirtamos en fines (como el dinero, los bienes materiales, el sustento diario).  El verdadero sentido lo encontramos en la siguiente oración a la Divina Providencia:

Dios y Señor Nuestro, Padre, Hijo y Espíritu Santo, 
cuya Providencia no se equivoca en todo lo que dispone, 
y nada acontece que no lo ordene, 
rendidamente te pedimos y suplicamos 
que apartes de nosotros todo lo que nos pueda separar de Ti, 
y nos concedas todo lo que nos conviene.

Haz que en toda nuestra vida 
busquemos primeramente Tu Reino 
y que seamos justos en todo; 
que no nos falte el trabajo, 
el techo bajo el cual nos cobijamos, 
ni el pan de cada día. 
Líbranos de las enfermedades y de la miseria; 
que ningún mal nos domine.

Sálvanos del pecado, 
el mayor de todos los males, 
y que siempre estemos preparados santamente a la muerte. 
Por Tu Misericordia, Señor y Dios Nuestro, 
haz que vivamos siempre en Tu Gracia.

Así seremos dignos de adorar 
Tu amable Providencia en la eterna bienaventuranza. Amén.

Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega
Párroco Divina Pastora

Voz del Párroco