lunes, 17 de mayo de 2010

“PARA QUE TENGAN ESPERANZA”

Olsberg, Alemania, 17 de mayo de 2010. 


Desde Souerland, Alemania, escribo las presentes líneas, saludando a todas las Familias de la Obra Kolping en México. En mi camino a Tanzania, donde se llevará a cabo el Congreso Mundial de la Obra Kolping Internacional, me he detenido unos días en München, Alemania, para celebrar del 12 al 16 de mayo de 2010, el 2º Congreso Ecuménico (2. Ökumenischer Kirchentag”), cuyo lema ha sido “Para que tengan esperanza”, organizado por la Iglesia Católica y evangélica, han participado mas de 130 mil personas, y por supuesto la Obra Kolping estuvo presente; ha sido un gran acontecimiento que me invita a hacer varias reflexiones:


1º. ¿Cómo vivir la fe en un mundo secularista, donde se pretende vivir sin Dios?, he podido ver en esta celebración que si es posible, solo se requiere valentía y coraje, y no tener vergüenza de la fe que profesamos.


2º. Es posible el diálogo entre los miembros de las diferentes religiones o maneras de pensar, sin sacrificar nuestros principios y buscando siempre lo que nos una. Es el espíritu del Ecumenismo.


3º. Urge profundizar nuestra fe, pero más vivirla.


4º. La Obra Kolping sigue siendo actual y muy importante en el mundo de la familia y del trabajo. Sus principios siguen iluminando el caminar de muchas familias; hoy mas que nunca, tenemos que intensificar nuestras fuerzas para contagiar a muchos de la espiritualidad cristiana tal como nos lo propuso Padre Adolfo Kolping.


Que Dios les siga bendiciendo en su caminar, próximamente estaré compartiendo con ustedes las vivencias del Congreso Mundial de la Obra Kolping Internacional en Tanzania, África. Mis bendiciones y oraciones.


Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega

Asesor Nacional Obra Kolping México

lunes, 26 de abril de 2010

Sacerdocio: vocación o profesión

Jurica, Qro., a 26 de abril de 2010


Muchos piensan que el sacerdote es un “profesionista de las cosas de Dios”, que todo el tiempo que estudian, pareciera ser que es una “carrera” muy larga; en realidad el sacerdocio es una VOCACIÓN, es decir, un llamado de Dios.


Los sacerdotes son tomados de entre nuestras familias, comunidades, y reciben un don muy especial; no trabajan de sacerdotes, así como los esposos: un esposo (a) no trabaja como esposo (a), sino que son esposos.


Por esta razón, al ser una vocación, supone discernimiento, espiritualidad, acompañamiento y una preparación y formación permanente en todos los aspectos, por eso, la vida en el Seminario es intensa. 


Ciertamente son muchos años de estudio; hay quienes reciben el llamado o la inquietud a temprana edad (secundaria), ellos reciben un acompañamiento que se llama Seminaristas en Familia, no están internos, sino que acuden periódicamente al seminario a recibir orientación vocacional; hay quienes comienzan desde la preparatoria, ellos viven la experiencia del Seminario Menor; otros que después de estas etapas o sin haberla vivido deciden ingresar al seminario ya con mayor claridad cursan la etapa del Curso Introductorio que es un año de intensa vida espiritual y de discernimiento vocacional. De esta etapa se sigue la Filosofía durante tres años y después la Teología, durante 4 años; por tanto lo mínimo a estudiar y prepararse son 8 años en el Seminario.


El llamado de Dios al sacerdocio se da según su corazón y por caminos que solo el diseña. Recordemos que la familia es el  primer semillero (seminario) de vocaciones, es el lugar en donde los jóvenes pueden escuchar la llamada de Dios.


El camino es ciertamente largo, pero es esencial precisamente por la situación que en la actualidad vivimos, en donde las exigencias son mayores, los fieles quieren sacerdotes santos, sabios y sanos. La comunidad cristiana tiene una gran responsabilidad en orar por las vocaciones y en cuidar a sus sacerdotes.


Los papás no tengan miedo de consagrar a un hijo o hija al sacerdocio o a la vida consagrada.


Quiero invitarlos a que intensifiquemos nuestra oración por los sacerdotes, que los conozcamos, que nos acerquemos a ellos, no viéndolos como meros funcionarios o “profesionistas”, sino como hombres consagrados a Dios, que por supuesto están al servicio de la comunidad de fieles.


Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega

Editorial

Boletín Parroquial “Diakonia”

Parroquia de el Señor de la Piedad, Jurica.

domingo, 7 de marzo de 2010

MENSAJE A LAS FAMILIAS KOLPING CON OCASIÓN DE LA CELEBRACIÓN DEL DÍA DE LA FAMILIA

A todas las familias Kolping.

Con gran alegría me dirijo a las familias Kolping para saludares y desearles la paz en nuestro Señor Jesucristo.

Con motivo del día de la Familia a celebrar el próximo 7 de marzo, les invito a reflexionar sobre la grandeza de la familia. Hoy más que nunca urge anunciar el Evangelio de la Familia y del Matrimonio, entendiendo la familia como el célula vital de la sociedad, formada por un hombre y una mujer, que por su amor mutuo deciden unir sus vidas en matrimonio y transmitir la vida, engendrando con responsabilidad los hijos y comprometiéndose en ser los primeros educadores.

La familia entendida así, viene a constituir el “patrimonio de la humanidad”. De ahí la gravedad de la situación que viven hoy las familias, en donde se ha olvidado o atentado contra su esencia, contra su identidad y su misión. Esto pone en grave riesgo a la sociedad, pues al lastimar al “núcleo vital de la sociedad”, se trastoca todo. Por eso, celebrar el Día de la Familia, es celebrar el matrimonio entre un hombre y una mujer; es celebrar a los hijos, fruto de su amor. Es tomar conciencia de la importancia de esta gran institución, y defenderla y salvaguardarla de todos los embates actuales que quieren destruirla o menospreciarla.

Es el momento de recordar como la familia es santuario de la vida, en donde los hijos se ven como “primavera de la sociedad”, y no como algo incómodo, como pretende hacernos ver la mentalidad anticoncepcionista y abortiva.

La Familia es la primera escuela, en donde papá y mamá, son los primeros y principales educadores de sus hijos; a los padres les corresponde educar a sus hijos de la mejor manera, en valores y principios; la educación sexual es fundamental en el hogar, pues es ahí la primera escuela de socialización, en donde se forma el carácter y la personalidad; jamás deberían los padres de familia derogar esta grave tarea a nadie, cierto que puede haber subsidios por parte del Estado, la Iglesia u otras instituciones, pero estos jamás podrán suplir tal responsabilidad.

Para nosotros los católicos, la Familia, es la “pequeña iglesia”, “iglesia doméstica”, en donde se forma a los cristianos para que puedan ser constructores de la sociedad y favorezcan el crecimiento de la Iglesia. En la familia se transmite la fe, se vive y se celebra. Recordemos las palabras del Siervo de Dios, de feliz memoria, SS Juan Pablo Segundo: “Familia se lo que eres, vive los que eres, celebra lo que eres”.
Que nuestra madre Santa María de Guadalupe, proteja y bendiga a todas nuestras familia.

Pbro. Lic. Saúl Ragoitia Vega

Asesor Nacional Kolping México